Capítulo 38. Fuga de Liana
Liana despertó abrazada a Lucifer, aunque el abrazo había sido la única forma en que su cuerpo, traidor, había encontrado alivio la noche anterior.
El agotamiento había hecho que se durmiera sobre su pecho, pero el acto desesperado no había traído consuelo, solo un vacío más profundo.
Se deslizó fuera de la cama antes de que él despertara. Al mirarlo, no vio a un amante, sino al hombre que usaba su poder para mantenerla cautiva.
Lucifer despertó justo cuando ella salía de la cama.
—¿Liana? —Su voz era ronca, una pregunta silenciosa sobre el estado de su conflicto.
Liana se limitó a vestirse, dándole la espalda.
—Necesito salir de esta habitación.
Lucifer se incorporó sobre sus codos.
—La única forma en que sales es conmigo, a un lugar controlado.
—El palazzo no es una prisión —dijo Liana, sin girarse.
—Mientras actúes asi lo es. Querías ser tratada como un activo eso haré. —Atacó frustadro por la actitud de Liana.
La crueldad directa de sus palabras rompió el último vestigi