Capítulo 11. Advertencia
Narrador:
Dos días después del anuncio de la boda y la confrontación con Isabelle, Liana sin más opciones se sentó frente a Lucifer para discutir los detalles del evento.
No había un planificador de bodas; había un abogado y un jefe de seguridad, la boda era un contrato, uno que solo demostraba el poder que tenía Lucifer y el cual aumentaría con la unión entre ellos. Suspiró para sus adentros y se enfocó en prestar atención a todo lo dicho por los presentes, Evan dependía de su cooperación, aquello era lo único que la hacía callar y bajar la cabeza.
Liana vestía uno de los trajes de sastre que había comprado (un gris perla que le daba una autoridad fría), se había preparado tanto física y mental para no demostrar miedo ni resentimiento; solo eficiencia obedeciendiencia, era lo que Lucifer exigía.
—La lista de invitados debe ser revisada por mí —Anunció Liana, su voz profesional y firme— La familia Mancini ya demostró su inestabilidad al enviar a Isabella a sembrar rumores. Si per