Valena
Valena sintió un escalofrío recorrerle la espalda, y su cuerpo se erizó por completo. Tragó con dificultad sin apartar la mirada de aquel hombre.
—¿Por qué ninguna pudo darle un hijo? —preguntó en voz baja, casi temblorosa.
—Así es. Así que, niña... procura que ocurra un milagro cuando te cases. Porque si no, te espera el mismo destino —respondió Ser Wallt, mirándola con una expresión sombría—. También te matará. Y no será piadoso. Te quemarán viva.
Valena giró lentamente la cabeza hacia su hermano. Esperaba algún gesto, alguna señal de preocupación. Pero Rendly parecía ajeno a las palabras del caballero. Comía tranquilamente su pescado, como si no hubiese escuchado nada. Al notar su mirada, levantó los ojos hacia ella.
—Come —le dijo señalando su plato intacto con el tenedor—. Probablemente ya se enfrió.
Tomó un trago de vino sin más.
Valena sintió un nudo en el estómago. Apenas podía contener las náuseas. Durante toda la cena, no tocó su comida. Solo la miraba y la revolvía c