Capítulo 48. Verdades dolorosas
—  Abuelo en serio necesito irme de aquí – el anciano niega —  ¡por favor es importante —   pero algo en los ojos de su ni9eto le indican que, aunque no va a gustarle lo que le dirá, es necesario que lo escuche.
—  ¿Qué harás, escapar? – Damián pone los ojos en blanco.
—  ¡Claro que no, por el amor de Dios! – se restriega la cara exasperado —. Estoy preso en este lío, pero necesito hacer la única cosa que considero es mi responsabilidad – explica mientras se acomoda sentado en la cama —  ¿tienes mi teléfono? – Mauricio asiente —  permítemelo por favor, debo llamar a Harold para saber de Lea – recibe el aparato y marca —  su teléfono debe estar hasta el tope de notificaciones y ella… - respira hondo —  no lo merece ¿sabes? Es inocente y quiero que me acompañes a buscarla para explicarle lo que pasó – el hombre mayor entiende perfectamente y no le pasa desapercibida la ansiedad en su voz.
Gretta que todo el tiempo se dedicó a teclear en su Smartphone, en este momento levanta la cara par