—De estas mochilas… haz que el vendedor me consiga siete. Una de cada color —ordenó Marcus, señalando las mochilas.
—¿Eh? —Jasper le arrebató el teléfono, frunciendo el ceño—. ¿Estás loco? Estas son mochilas para mujeres. A menos que… —una sonrisa burlona cruzó su rostro—. ¿Piensas regalárselas a nuestra cuñada? Jajaja... ¡Chicos, escuchen esto! Marcus está comprando mochilas escolares para su adorable esposa.
El rostro de Marcus se endureció. Con seriedad, replicó:
—Lo digo en serio, Jasper. Las necesitará cuando empiece la escuela. Puede usar una distinta cada día, según su estado de ánimo.
Mientras en la habitación de Marcus reinaba un ambiente tenso, la otra sala privada parecía cubierta por una sombra más silenciosa. Rubí estaba sentada sola en un rincón, mientras los demás conversaban entre ellos. Incluso el joven que descansaba en la esquina formaba parte del grupo.
En cuanto Marcia hizo su entrada, los ojos del joven se desviaron de Rubí hacia ella. Rubí notó el cambio y giró