—Sí —respondió Rubí.
—Siento que ella y mi hermano… están saliendo —soltó Emily, entregándole su teléfono—. Mira estas fotos. No sé qué está pasando. Es muy extraño.
Rubí frunció el ceño y tomó el teléfono. Comenzó a revisar las imágenes: Serena y Noah caminando juntos, tomados de la mano, abrazados, con gestos íntimos… incluso una foto de ellos besándose en la calle.
—¿Cómo pasó esto? —Rubí volvió a fruncir el ceño. Si Serena hubiera recuperado la memoria, no comenzaría una relación tan rápido. Y si no la hubiera recuperado, tampoco aceptaría a Noah tan fácilmente, incluso si él la estuviera persiguiendo. Algo no encajaba.
—¿Cómo supiste que ya estaban juntos? —preguntó Rubí tras guardar silencio unos segundos.
Emily guardó silencio por un momento, pero luego soltó un suspiro y le dijo a Rubí:
—Escuché la conversación de mi papá con Noah. Últimamente Noah siempre se va temprano y regresa tarde a casa. A mi papá le pareció extraño y mandó a alguien a seguirlo, pero Noah no obedeció, d