La familia Clarke ya había pagado el precio por todo el asunto con Noah. Emily le había enviado mensajes varias veces. El conflicto entre ambas estaba prácticamente resuelto.

—Rubí, por fin contestas. Tengo malas noticias. Pasó algo —la voz de Emily sonaba ansiosa, casi al borde del pánico.

El corazón de Rubí se tensó.

—¿Qué ocurrió?

—Es sobre mi hermano… y Serena. Rubí, ¿tienes tiempo? Necesito verte. Es urgente. Muy urgente.

Rubí se enderezó.

—Ven a la casa de la familia Maxwell. Te esperaré aquí. No es seguro que nos veamos fuera.

—Está bien. Espérame, Rubí. Por favor, no te niegues a verme… —la voz de Emily temblaba, como si estuviera a punto de llorar.

Rubí frunció más el ceño. Emily siempre había sido directa, casi despreocupada. Una voz tan desesperada solo podía significar que algo muy serio había ocurrido.

¿Tenía que ver con Noah? ¿Con Serena?

Rubí se levantó rápidamente, se cambió de ropa, se lavó la cara y fue a buscar a Dylan. Ya no estaba en su habitación. Bajó las escale