Capítulo 346

Poco después de que Rubí se cambiara de ropa, Dylan despertó. Al verla, sonrió y dijo con voz somnolienta:

—¿Mami, ya volviste?

Rubí asintió y miró la hora antes de responder con ternura:

—Son solo las dos de la tarde. ¿Cómo es que te despertaste después de una hora de sueño?

Dylan pensó un momento antes de responder con una sonrisa traviesa:

—Porque olí a mamá.

Rubí no pudo evitar reír.

—¿Cómo que oliste a mamá? Mamá no es comida.

Recordó haber leído en un informe que, si una persona dormida percibía un olor fuerte cerca, podía despertarse. Pero era la primera vez que escuchaba a alguien decir que había “olido a su madre”.

—¿Mami huele mal? —bromeó Rubí, llevándose la mano a la nariz, fingiendo olerse.

Dylan negó con la cabeza, se frotó los ojos y sonrió dulcemente:

—Mami no huele mal. Mami huele bien… tiene el olor de mami.

Rubí sonrió y le acarició el cabello.

—Entonces, levántate rápido. Mami te llevará a algún lugar.

—¿A dónde me va a llevar mami? —preguntó Dylan, curioso y sonri
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