Al mirar la altura de los zapatos, Rubí pensó que Marcus debió haberlos elegido considerando que estaba embarazada.
Se sintió conmovida, pero no dijo nada. Después de revisar la hora, fue a lavarse el cabello y lo secó con el secador hasta que su larga melena lisa cayó sobre sus hombros. Se aplicó un maquillaje ligero, se puso el vestido y los tacones.
Los zapatos, blancos y con encaje a los lados, dejaban ver discretamente sus pies. La altura del tacón era perfecta.
El vestido rojo, de corte sencillo y elegante, tenía un tono vibrante que realzaba su piel clara. El dobladillo, en forma de cola de pez, se ajustaba suavemente a su figura. Por casualidad, había traído su collar favorito: un colgante en forma de corazón rojo, del tamaño de media uña, colgado de una cadena dorada y fina. Combinaba perfectamente con el vestido.
No se esmeró demasiado con el peinado; simplemente echó el cabello hacia un lado, cubriéndose un hombro.
Su vientre aún estaba plano. Se observó en el espejo y pens