—¿Estás aquí? —dijo Rubí, iluminándose de inmediato. Corrió hacia él, sorprendida y feliz.
—Está nevando, vine a recogerte. Vámonos —respondió Marcus con naturalidad.
Los pocos estudiantes que aún quedaban en el aula los miraron con envidia. Uno de los chicos, que sentía atracción por Rubí, preguntó con incredulidad:
—Rubí, ¿quién es él?
Antes de que ella pudiera responder, Marcus, sin dignarse a mirar a Erick o Marcia, contestó con seriedad:
—Soy su marido. El legítimo.
El estudiante se quedó boquiabierto, sin creerlo del todo. Rubí sonrió con incomodidad y tiró suavemente de Marcus.
—Vamos.
Marcus lanzó al chico una mirada glacial que lo dejó helado al instante, como si le hubieran echado un balde de agua fría.
—Señor Maxwell, vayamos juntos —dijo Erick con una sonrisa forzada, sujetando la mano de Marcia. Ambos los siguieron fuera del aula.
Después de que la llamaran de repente para que se detuviera, y con el viento helado soplando afuera, Rubí no pudo evitar estremecerse. Marcus a