Su tono fue lento, pero firme y sin tartamudeos. Todos los presentes quedaron petrificados, mirándola con absoluta incredulidad. No podían entender por qué había cambiado repentinamente su versión.
—Señorita Gibson, no tenga miedo —intervino Dereck con voz helada—. Nadie aquí se atreverá a amenazarla. Diga la verdad y le prometo que estará a salvo, junto a su familia. —Luego fulminó a Marcus con la mirada—. ¿Tienes las agallas de recurrir al chantaje ahora?
—No la chantajeé —respondió Marcus con serenidad, sin una pizca de emoción.
Sus palabras hicieron vacilar a Dereck. Marcus siempre había sido directo y decidido. Si realmente hubiera querido chantajear a Marcia, lo habría hecho abiertamente, no con maniobras encubiertas.
Melisa, confundida y nerviosa, le preguntó a Marcia con urgencia:
—Señorita Gibson, ¿qué está pasando? Debe pensar con claridad. Sabe las consecuencias de desafiar a un miembro de la familia Maxwell.
Marcia se mordió los labios con fuerza y, con voz temblorosa pero