Después de ese incidente, ellos regresaron a casa un poco alterados por lo que paso, pero el tema se olvidó por un momento cuando llegaron a casa y los gemelos se volvieron a emocionarse al sentir el aroma del pino en la sala, donde ya estaban colocando el árbol para que lo decoraran.
- Es un árbol muy bello y frondoso – opinó David analizando el pino – escogieron bien y…
- ¿Qué tienen? – preguntó Emily al ver que su hijo estaba serio.
- ¿Paso algo malo en su salida? – interrogó el mayor arqueando una ceja.
- Algo así, pero lo hablamos al rato – le dijo su hijo.
- Aoo.
- Aoll – en eso los adultos miraron que los pequeños estaban felices estirando sus manitas para volver a tocar esas ramas que les habían gustado.
- Aw… si amorcitos, es un árbol – les indicó Emily acercándose a abrazar a los pequeños.
- Jeje parece que les gusta el aroma – opinó Emma.
- Es que es parte de nuestro instinto – dijo David acercándose para cargar a su nieta – generalmente mi familia vivía en los bosq