Por su lado Cedrid estaba durmiendo tranquilamente hasta que el aroma a sangre llego a su nariz haciendo que se levantara de golpe y al girarse vio la cara de terror de su amada.
- ¡EMMA! – le llamó asustado mirando que ella estaba temblando sujetándose con fuerza su vientre.
- Cedrid yo… ah…. – Emma no entendía porque sentía unos horribles dolores acompañados de espasmos, pero no podía moverse y solo podía limitarse a sujetarse su vientre plano.
El lobo se asustó al ver eso y ahora se arrepentía de hacerle caso, en vez de ir al médico.
Sin dudarlo rápidamente salió de la cama y se giró para cargar a su amada para llevarla al hospital, aunque por la desesperación poco le importo si hacia ruido o no, ya que al estar cargando a su amada pateo y rompió la puerta para correr hasta el garaje y meterla al auto.
Obviamente, el ruido despertó a los gemelos, quienes se asustaron un poco al escuchar las puertas abrirse de esa forma, pero se asustaron al sentir el aroma de la sangre, por lo