Capítulo 2: Falsas Ilusiones

Mientras tanto el pelinegro había llegado a su casa, dirigiéndose enseguida a bañarse de nuevo para quitarse el aroma de esa humana sobre su cuerpo.

Al lavar su cuerpo se maldecía mentalmente por haber bajado la guardia, a la vez que buscaba hacer memoria tratando de recordar cómo es que lo drogaron.

En eso frunció el ceño al recordar que lo único raro que ingirió fue una copa de vino que le invito su supuesto amigo, lo que significaba que él fue quien planeo eso y le haría pagar muy caro su osadía.

- Espero que estés disfrutando el momento – susurró para sí mismo mientras salía del baño con una toalla amarrada a su cuerpo para cubrir su desnudes y tomar el teléfono – oye tráeme inmediatamente al traidor de Benjamín Sango – ordenó antes de cortar la llamada para girarse e ir a vestirse.

 Justo cuando salía ya arreglado de su armario tocaron la puerta.

- Adelante.

- Señor… - en eso vio que su asistente ingresaba a la habitación.

- ¿Qué descubriste Zack? – le preguntó el pelinegro avanzando para servirse un poco de agua.

- Todo indica que fue drogado en la fiesta de anoche y…

- Eso ya lo sé, sé que fue Benjamín y ya ordene que me lo traigan para charlar  – indicó empleando un tono sarcástico en su voz.

- Entiendo, preparare su habitación especial para que lo interrogue – mencionó apuntando algo en la Tablet que tenía entre sus manos – pero en mi opinión, no creo que consiga algo de él.

 - ¿Por qué lo dices?

- Mire – dijo entregándole la Tablet para que viera los videos de las cámaras de vigilancia que logro obtener del hotel momentos después de que ellos se retiraran: donde se podía ver a 4 hombres ir a la habitación donde estuvo.

- ¿Me querían matar?

- No lo creo señor, de hecho creo que el asunto es más peligroso – indicó angustiado el rubio.

- ¿Qué quieres decir?

- Creo que esto fue obra de su primo, ya que al analizar la habitación encontramos dos jeringas en el baño.

- ¿Qué contenían?

- Una droga muy poderosa de afrodisiaco y la otra eran hormonas de fertilidad.

- … - el pelinegro se tensó ante eso y miro a ver al rubio, porque eso significaba que la mujer podría estar embarazada de su cachorro.

- Cedrid, creo que ambos sabemos quién es el responsable de lo que te ocurrió anoche – declaró Zack frunciendo el ceño.

- Parece que ese bastardo aun quiere seguir peleando por lo que no es suyo.

- Pero Cedrid esto es un problema porque si esas drogas en verdad funcionan, esa mujer tendría al próximo rey creciendo en su vientre, a tu hijo.

- Búsquenla y tráela ante mí – ordenó frunciendo el ceño – debo saber cuál es su participación en todo esto.

- Si… - dijo saliendo rápidamente de la habitación para cumplir esas órdenes.

Cedrid dejó escapar un largo suspiro, ciertamente le habían dicho que llegar a ser el rey de los alfas seria problemático, pero jamás pensó que los ataques llegarían de su propia familia y ahora tenía el problema de que tal vez esa mujer con la que estuvo este embarazada… por lo cual era prioritario encontrarla a como diera lugar, porque si estaba embarcada ese niño podría ser usado en su contra.

Esa noche no pudo dormir tranquilo estuvo porque Zack acertó: porque al ir a la casa de Benjamín para llevarlo ante él, lo encontraron muerto… lo que significaba que se llevó el secreto a la tumba y para empeorar las cosas nadie sabía quién era la humana o como llego a la habitación.

Lo bueno es que llegaron a tiempo antes de que arreglaran la recamara para poder recolectar muestras de ADN y así tratar de localizar.

Quien igual tenía una noche amarga era el encapuchado, porque sus secuaces ya habían revisado TODA la m*****a ciudad y no lograron encontrar a la hija de ese viejo… era como si se hubiera evaporado, lo cual no tenía lógica porque ese humano vivía endeudado y hasta donde sabían la pobre chica vivía atada a sus deudas, porque siempre la ponía como su aval y cada que la descuidaba le robaba el poco dinero que ganaba.

- ¿No la han encontrado? – reclamó el encapuchado, quitándose esa capa y revelando a un hombre pelirrojo, el cual dejaba notar su enojo reflejado en su mirada de color chocolate.

- No jefe – le contestó uno de sus secuaces.

- Pues búsquenla bien porque no deseo meterme en problemas con “él”.

- Jefe…

- ¡Ahora que…! – empezó a gritar el pelirrojo, pero en eso se quedó mudo al ver a un pelinegro ingresar a su oficina – mi… mi señor – declaró haciendo una reverencia.

- ¿Qué es todo ese alboroto? – preguntó el pelinegro frunciendo el ceño.

- Am… nada mi señor, solo un problema con algunos carroñeros.

- Es decir, que son tus problemas habituales de cobrador de deudas – opinó aburrido tomando asiento – pero no tengo intención de tus problemas de prestamista ahora dime ¿por qué me llamaste?

- Am… es que bueno…

- Odio cuando la gente balbucea, así que habla – declaró frunciendo y dejando notar en su mirada esmeralda que no estaba de humor para perder su valioso tiempo – ¿PARA QUE ME LLAMASTE CON TANTA URGENCIA?

- Perdón, es que yo… yo quería enseñarle un plan que idee para ayudarlo con su problema.

- ¿Plan? ¿cuál plan?

- Es que logramos hacer que el rey se acostara con una humana.

- ¡QUE! – gritó frunciendo el ceño - ¿hiciste qué? ¿POR QUE PIENSAS QUE ESO ME INTERESA LA VIDA AMOROSA DE MI PRIMO?

- Es… espere mi señor, no se enoje y pi… piénselo bien – declaró asustado al ver que el pelinegro se habia colocado de pie para atacarlo dejando a la vista sus garras - si usted tiene en su poder al hijo de su primo, eso le da una oportunidad de tomar el puesto de rey que debió ser suyo.

- … - al escuchar esa explicación, el pelinegro detuvo sus acciones y analizo con detenimiento esas palabras - si… eso podría ser de ayuda… tener a su bastardo para robarle el título, porque al criarlo ese niño me deberá devoción y me entregara el título de rey y luego solo asesino al bastardito… si… me gusta así yo seré el único y verdadero rey de todos los alfas – declaró con arrogancia.

- Así es mi señor, sabía que encontraría la perfección de mi plan – indicó sonando aliviado el pelirrojo.

- Me sorprendes Adrián, por primera vez has pensado en algo brillante – indicó mirando a todos lados – entonces ¿dónde está esa humana?

- Am… sobre eso…

- ¿Qué? ¿qué pasa? ordénales a tus hombres que la traigan, quiero verla.

- Es que… yo… yo la perdí… - indicó temeroso buscando dar un paso hacia atrás.

- ¡TU, QUE!

- Es que la perdimos de vista y…

- ME ESTAS DICIENDO QUE EL HEREDERO DEL REY ESTA PERDIDO EN EL MUNDO HUMANO.

- Am… si… - dijo asustado, pero en eso vio como ese sujeto busco acercarse rápidamente para golpearlo.

- ¡Búscala y tráemela enseguida! – le ordenó clavándole sus garras en su hombro – y recuerda: mi primo no debe encontrarla primero o considérate muerto.

 - Si… - dijo temblando al ver que el pelinegro se alejaba y por inercia se llevó su mano a su hombro herido para hacer presión en la herida.

- Y más vale que no me falles o todos lo que te he dado desaparecerá – indicó sacando un pañuelo de su bolsillo para limpiar su mano y luego tirarlo al suelo antes de salir de ese lugar.

Al ver eso Adrián solo busco morderse los labios para no gritar, porque se sentía frustrado de que su gran plan para obtener el favor del primo del rey se echó a perder por culpa de esa humana.

Por su parte Emma logró tomar un autobús para salir de la ciudad, mientras trataba de calmarse ya que al salir de la casa escuchó un disparo ¿Está muerto su padre?

Ciertamente su padre le hizo mucho daño y se alegraba de que al fin él pagara sus propias deudas, aunque fuera a la fuerza.

- Bueno tal vez ahora el sol brille para mí y ya pueda tener una vida normal… vivir sin temor de ser acosada por esos alfas cobradores que cada dos días aparecían en la casa – indicó recostándose en el asiento para mirar a la ventana y observar por última vez el paisaje de su ciudad natal.

Su plan era simple: irse a otra ciudad para iniciar una nueva vida, donde ahora solo viviría para ella sin preocuparse por deudas de juego de su padre.

Claro que ese plan de una vida sin preocupaciones no podría cumplirse, gracias al pequeño que estaba creciendo en su interior.

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