153. ACLARACIONES
[SOFÍA]
El champán sigue pegado a mi piel.
No sé si es el de Francesco, el del ganador de P2 que decidió empaparlo, o el que quedó en el aire cuando todos gritaron después de… eso. Después de que se arrodilló. Después de que dijo mi nombre delante del mundo entero.
Todavía tiemblo. Pero no por miedo. Por incredulidad. Por amor. Por la manera en que él me miró antes de arrodillarse, como si solo existiéramos nosotros dos en un universo donde había miles de ojos mirando.
Ahora caminamos por el pasillo interno del circuito rumbo a la salida, rodeados de cámaras que registran cada paso, cada gesto.
Francesco sigue sosteniendo mi mano, como si temiera que me escapara. Sus dedos están cálidos. Firmes. Seguros.
Y mi corazón late tan fuerte que siento que podría atravesar el mono ignífugo que llevo puesto.
[…]
La ceremonia del podio fue un torbellino.
El himno italiano retumbó. La multitud deliraba. El sol brillaba sobre el trofeo dorado mientras él lo levantaba con esa sonrisa que siempre me