135. VOLVER
[FRANCESCO]
Al día siguiente: 29 de enero
Ushuaia
El avión toca tierra y el golpe del tren de aterrizaje me atraviesa como un latigazo. No es solo el impacto físico. Es la sensación de que una parte de mí —esa que dejé atrás hace tanto— vuelve a encajar en su lugar.
Nunca me había sentido así al regresar de un viaje. Ni siquiera después de mis primeras victorias, cuando todo era ilusión y adrenalina. Ni siquiera después de mis derrotas más duras, cuando cada regreso sabía a fracaso.
Esta vez vuelvo distinto. Vuelvo a algo que pesa más que un trofeo, más que un contrato millonario, más que una carrera entera:
Mi familia. Mi razón.
El aire fresco entra por la manga de la pasarela como una bofetada helada que despierta todos mis sentidos. Me llena los pulmones con una claridad que Londres no conoce. Es aire del fin del mundo. Limpio, directo, honesto. Como si me dijera: aquí no puedes mentirte a ti mismo.
Camino por el aeropuerto pequeño de Ushuaia, con sus techos de madera, su olor a vi