116. EN BUSCA DE RESPUESTAS
[FRANCESCO]
No dejo de pensar en lo que vi esta mañana. En Sofía, en ese bebé. En el modo en que lo acunaba, en cómo lo miraba. En cómo me miró a mí.
Intento distraerme con la agenda del día, con las entrevistas, con las fotos, pero mi mente sigue volviendo a lo mismo. Cada vez que cierro los ojos, veo su rostro, su voz, ese temblor en sus manos cuando nuestras miradas se cruzaron. Y, sobre todo, veo al niño.
Tiziano. Ese nombre que escuché por casualidad en el lobby cuando un camarero la llamó señora Conte y preguntó por el pequeño Tiziano.
El mismo nombre que mi madre quería ponerme si no me llamaban Francesco. La coincidencia me carcome. Ya no puedo ignorarlo. No puedo seguir fingiendo que no me importa.
El atardecer cae sobre Buenos Aires y el hotel empieza a vaciarse. Los asistentes y los pilotos regresan a sus habitaciones, el ruido de los flashes se apaga poco a poco.
Aprovecho el momento.
La veo en el lobby, sola, hablando con la recepcionista. El cochecito con el bebé está a