Olivia.-
— Creo que debiste haberme consultado que traerías a tu nana a vivir a esta casa –reclamé un tanto molesta.
— Es mi casa también Olivia, estás embarazada, vas a necesitar ayuda y cuando nazca el bebé.
— ¿Ahora si te preocupas por eso? Soy perfectamente capaz, he cuidado a Martina completamente sola, puedo hacerlo con este bebé también.
— Mi nana se ofreció a ayudar, no puedo negarme y es también mi hijo Olivia.
— Después de cómo me trató en la empresa no permitiré que se acerque a mí –no dejo que me responda y entro a la casa–. Martina hoy nos quedaremos con tu tía, ve a recoger tus cosas.
Mi hija mueve sus ojos de mí a la mujer sin decir una sola palabra, la tensión se podía cortar con un cuchillo, Damián apareció en silencio con las manos en los bolsillos.
— Nana, tu habitación estará en la parte de arriba, todo lo que necesitas se encuentra allí.
— Mi niño no te preocupes, sabes que yo no soy exigente –enfatizó la palabra como si fuera un dardo directo para mí–. me