Damián.-
El sonido de la ambulancia me hizo despertar, los golpes en la puerta se oían lejanos.
— ¡Damián, Damián despierta! –por un momento pensé que era parte de mi pesadilla recurrente–. ¡Damián, despierta es Susana! –cuando escuché el nombre de mi nana, mis ojos se abrieron, estaba confundido–. Damián, vi a Tom con el rostro desencajado por la preocupación.
Y entonces no pude moverme, la imagen fue clara, mi nana estaba sobre una camilla mientras los paramédicos la atendían.
— ¡NANA! –corrí a su lado, sus ojos estaban cerrados–. ¡Nana, por favor! ¿Qué… que fue lo que pasó?
— No lo sé –respondió Tom moviendo las manos con desesperación–. recibí un mensaje de ella diciéndome que había venido aquí, me pidió que viniera a verte, estaba preocupada por ti y cuando llegué estaba en el suelo, arrastrándose, no sabía cómo ayudarla lo único que hice fue llamar a la ambulancia.
— Tenemos que llevarla a un hospital, ha sufrido un derrame –me informó el paramédico–. si quiere puede veni