Desenterrando el pasado

Una luz blanca me envolvió por completo de pronto pase de la oscuridad a entrar a un mundo de luz. Una voz llamándome me hizo caminar a un lugar escondido entre nubes, cuando llegué me quedé petrificada al ver a Roy, mi padre y a mi madre tomados juntos de la mano.

Corrí hasta ellos y me lancé en sus brazos sintiendo que ahí, nada me pasaría. Así lo sentía.

—Padre te he extrañado tanto —exclamé

—Y yo a ti mi pequeña —ambos me abrazaron.

—¿Y el abuelo? —pregunté buscándolo por todos lados.

—Él está contigo, y vete, que aún no te queremos aquí —besó mi padre mi frente y enseguida una voz me hizo abrir los ojos de golpe.

Cuando abrí los ojos pude sentir la mano de alguien tocando la mía. El hombre estaba cubierto con ropa quirúrgica y apenas se veían sus ojos. Por un momento me quedé atónica al ver la mirada del abuelo entre sus ojos, pero, no pude preguntar nada porque el dolor de cabeza me hizo cerrar mis ojos de nuevo.

No sé cuánto tiempo pasó cuando volví a despertar y no estaba en la misma habitación. Mire a todos lados con el corazón acelerado y mi pecho se contrajo cuando ví a Maximiliano sentado a mi lado. Se veía cansado, aunque seguía viéndose hermoso como de costumbre.

Mi corazón saltó desbocado preso de ese amor que estaba latente, de ese amor que nunca acababa y que seguía en mi pecho sin remedio, porque, aunque yo quisiera dejar de amarlo, yo seguía sintiendo como mi cuerpo se estremecía de solo estar cerca de él.

Aspire profundo sintiendo como mi cuerpo dolía mientras recordaba ek accidente. Todo me parecía tan extraño, habia conducido al restaurante sin ningún problema, pero de regreso los frenos no me dieron. Me quedé pensativa, esto no podía ser casualidad, y más si sabía que mi madrastra y mi hermana eran capaz de tanto.

Con un poco de dificultad estire mi mano para llamar en el boton de emergencia. Me sentía seca por dentro, y mis labios estaban agrietados.

En el momento que la alarma sono ví como max se levantaba de golpe asustado.

—Despertaste —dijo acomodando mi alhomada. Yo no sabia que decirle, se supone que era el maldito hombre que me había hecho daño, pero, sin embargo estaba ahí, a mi lado a pesar de todo estaba conmigo.

—Tengo sed —susurre.

—Deja ver si puedes tomar agua.

—¿Cuánto tiempo llevo aqui? —pregunté exaltada.

—Tres dias —abri mis labios sorprendida.

—¿Tres días? 

—Si… sufriste un accidente de auto —asentí con la mirada.

—Lo sé, lo recuerdo muy bien, fue algo muy extraño.

—Allá fuera está Leah, y Britanny además de Paola que está impaciente por verte.

Lo miré indredulo. Sabia que Paola no estabá en el hospital preocupada por mi, por esa razón me dio un dolor de estómago fuerte al escuchar que quería verme.

—No la dejes pasar por favor —pedí muerta del miedo. No estaba estable para defenderme.

—¿Que pasa?, estas pálida Em, ¿crees que Paola hizo algo para que tuvieras ese accidente? — Max pregunto extrañado.

No sabía que responder a eso, de todas maneras Paola era la mamá de su hijo, y el no creería en mi tan fácilmente.

—No es eso, es que sabes que Paola y yo no nos llevamos bien, solo eso —Max me miró extrañado.

—Emilis, yo quiero decirte algo —cambio de tema, pero, una enfermera entro y nos interrumpió en ese momento.

—Puede darle de comer sopas y jugo y agua —dijo ella después de revisarme.

Max me acerco la botella de agua y me dió de beber, para después suspirar y pegar su silla al lado de mi cama.

Mi cuerpo comenzó a temblar en ese momento. Podía sentír la respiración de Maximiliano cerca de mi.

—Emilis, quiero que me perdones, yo te amo Em, y solo quiero ser feliz a fu lado —me quedé mirándolo por un momento, en el momento que sentí que de nuevo la puerta de la habitación se abrió de golpe.

Un ramo de rosas rojas se asomo por la puerta, y detrás de ella venía Leah con una sonrisa. No sabía si alegrarme o sentirme jodidamente mal cuando ví venir a Britanny detrás de el con la cabeza gacha.

—Emilis, que bueno que despertaste —dijo acercándose a mi y acariciando mi cabeza como una verdadera hermana hace.

—Bri, yo…

—Lo siento mucho Em, se que no tuviste la culpa de nada, solo me deje llevar por la noticia —trague grueso.

Max nos miraba incrédulo. Una expresión en su cara de desconcierto me tenía incómoda.

—Podemos hablar —carraspeo Leah poniendo las rosas rojas en la mesa—. A solas.

Mira a Britanny que asintió con la cabeza.

—¿Para que quieres hablar con ella a solas? mientras yo sea su esposo…— intento intervenir Max.

—Max, déjalo…—intenrrumpi antes que siguiera hablando 

Max se levantó del asiento como si nada y beso mi frente de una manera que hace años no hacía. En ese momento sentí que retrocedía al pasado y que estaba ahí, de nuevo siendo feliz con el hombre que siempre me trató como una chiquilla.

—Estaré afuera Em —sin saberlo sonreí de una manera que parecía automático a sus efectos.

—¿Volviste con el? —pregunto Leah enseguida.

Lo mire por unos segundos inhalando el aire para poder hablar.

—No lo he hecho, no voy a perdonar a Max, pero eso no cambia que el sea el padre de mi hijo Leah, y que algún momento lo sabrá y tendremos que convivir —explique no estando muy segura del asunto.

—Yo puedo ser el padre de tu hijo Emilis, yo me enamore de ti…

—Britanny…

—Hablé con Bri, ella entiende mis sentimientos y entiende que aunque fui un tonto en tratarlas igual, yo te amo a ti —no sabía que responder en ese momento, solo me quedaba decir la verdad.

—No siento nada por ti Leah, más que una linda amidad —explique y pude ver el brillo en sus ojos—. Lo siento mucho.

—No importa, solo no me apartes de tu lado —hizo un puchero y yo terminé por reír 

—Eres un necio —exclamé.

—El peor de todos, mira, te he traído un poco de sopa —dijo sacando de una taza con una sopa de pollo 

Leah comenzo a darme de comer de la taza, yo moría del hambre.

A los días siguientes ya estaba en la mansión de nuevo. Tenía un yeso en mi muñeca porque me la había fracturado intentando cubrír mi cara, además de raspones en mi espalda.

Estába sentada en el escritorio, esperando hablar con Angel. Habían muchas cosas que no estaban claras aún, y yo necesitaba saber muchas cosas.

La puerta del despacho sonó en ese momento. Pensé que se trataba de Angel, pero, contrario a eso cuando abrí la puerta ví a Paola entrar por ella 

—¿Que quieres? — pregunté con desdén.

—Que bueno que no te paso nada hermanita — la mire con una ceja alzada. No podía dejar que viera que estaba casi segura que ella al igual que Merly eran las culpables de mi accidente.

—Gracias, ahora sino tienes nada más que hacer aquí es mejor que te vayas —pedi señalando la puerta para que saliera.

—Necesito dinero, Max no quiere darme y tengo gastos —me quedé inmóvil. No podía con el descaro de esta chica—. Samuelito no tiene pañales y cosas personales.

Saque un cheque y lo firme para ella, por el hecho de que e dinero era para Samuelito o eso creía.

—Ahora largo —le dije  de nuevo.

—Gracias hermanita y procura no tener más accidente —la mire irse y me quedé pensativa.

A los pocos minutos la puerta volvió a sonar.

—Adelante —exclamé mirando de nuevo los papeles de mi padre. El no había dejado nada para Paola, algo había descubierto él como para dejar la fortuna a nombre de mi abuelo. Para ese entonces yo era menor de edad, el sabía que yo no podía herederar y si dejaba la fortuna Jhonson a mi nombre iba a ser manejada por  mi madrastra, por esa razón el había dejado la mansión a nombre del abuelo pero ¿Por qué? ¿Que habia descubierto mi padre para no dejarle un peso a Paola?, ella tambien era su hija ¿o no?

—¿Cómo estas querida Em?, me alegra verte bien —dijo Angel sentándose al frente de mi.

—Angel, necesito saber si ya averiguaste lo que te pedi —pregunté impaciente.

Angel se levantó con un semblante extraño, para cerrar la puerta con seguro y mirar a todas partes.

—Efectivamente Emilis, tu padre fue asesinado con …. Esas gotas se dan en pequeñas dosis, van matando lentamente el organismos de la persona hasta provocar la muerte —sentí que todas las artulaciones de mi cuerpo se tensaban en ese momento.

—¿Por qué cuando murió mi padre no se supo esto? —pregunté tomando el informe que Angel me tendia.

—Es extraño Emilis, yo creo que el patólogo que llevo el caso fue comprado, porque ahora que hicieron la exhumación del cadáver fue lo que dedujiero, pero el tiempo de muerto de Roy no se pudo averiguar nada más.

—Por favor Angel, has que revisen bien mi auto, te digo que cuando fui al restaurante el coche estaba en perfectas condiciones, y cuando sali de ahí mi auto le empezó a fallar los frenos. —explique llevando mi mano a mi cara frustrada.

—Eso haré, y traqulila Em tu no estás sola—me dijo antes irse.

Me quede por largas horas revisando el informe de Angel, hasta que sentí mi cuerpo cansado. Mire el reloj y me di cuenta que eran casi las diez de las noche. Una lluvia había comenzado a sonar en el techo de la casa suavemente.

Sali del despacho con el estómago revuelto por el hambre y me dirigí a la cocina. Estaba absorta tomando un vaso de jugo con sadwin cuando sentí que alguien estaba detras de mi. Voltee enseguida asustada, saltando de la impresión cuando mi ojos se encontraron con los de Max. Sonreía con la mano en el marco de la puerta.

—Me asustaste —exclamé limpiando mi boca.

Máx se acero a mi a paso tan rapidos que sin darme cuenta ya lo tenía en frente. Yo no llevaba tacones, por esa razón no llegaba ni a su barbilla.

—Bueno me voy a dormir —exclame apartandolo de un lado pero el tomó mi mano para deternerme.

—Emilis, ya no aguanto las ganas de besarte, y hacerte mía, no sé si algún día puedas perdonarme, pero hoy solo me conformo con que me dejes hacerte el amor —sentí como las abejas  brincaban en mi vientre, y sin siquiera pensarlo, o por impulso respondí;

—Si, follame Max…

Holis! No sé preocupen amores, que todavía no lo persona, y menos con lo que Emilis va a descubrir en el siguiente capítulo...¿que será? a ver quiero leerlos.

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