Lejos de él...
A pesar de las súplicas de Tatiana y de sus intentos desesperados por reanimarlo, Mateo no reaccionaba.
Los pescadores, lo llevaron en su camioneta hasta un pequeño consultorio rural, donde fue atendido de emergencia.
Pasaron algunos minutos que para Tatiana parecieron ser eternos hasta que, finalmente, Mateo abrió los ojos. Él sonrió al verla, a su lado, sosteniéndole la mano.
—Estuve cerca… —murmuró con voz ronca.
—Tonto —replicó ella con lágrimas en los ojos, inclinándose hacia él.
—Creo que merezco, al menos, que me perdones.
Tatiana sonrió con ternura.
—Claro que te perdono… y te amo.
Ella lo besó con ternura.
Mateo suspiró y, tras un instante de silencio, preguntó:
—¿Y Jazmín?
—Está afuera —respondió Tatiana.
—¿Puedes pedirle que venga?
Tatiana asintió y salió de la habitación.
—¿Cómo está él? —preguntó Jazmín con preocupación.
—Ya reaccionó. —respondió con una sonrisa en sus labios y ese brillo especial en su mirada— Dice que necesita hablar contigo.
Seg