Mundo de ficçãoIniciar sessãoCuando llegué a la residencia, me dirigí directo al depa sin prestar atención al saludo de nadie, mi único deseo era ocultarme bajo una roca y no volver a salir nunca más. Apenas cerré la puerta tras de mí, me tragué un grito y procedí a entregarme a un silencioso berrinche mientras impactaba algunos puñetazos contra la pared junto a la entrada.
—No te contengas, tío, déjalo salir. Salté del susto ante las palabras de Martín, mi nivel de rabia y desespero era tal, que no noté su presencia en la sala hasta ese momento. Le escuché una risa baja al disculparse, luego fui con él y me recosté en el sofá con el rostro cubierto por un brazo. —Deja que fluyan tus emociones, tío. —¿Y si salto por el balcón en el proceso? —gruñí, exasperado. —D






