Capítulo 32: Lo único que quería.
Narra Elikai:
Finalmente había amanecido, y junto al sol, aquel aroma exquisito e inconfundible llenaba por completo mis sentidos; el olor que emanaba del cuerpo de Dalila me embriagaba, sin embargo, aun y cuando amaba aquel delicado perfume natural de su piel, pude oler algo más que me despertó por completo: ella olía a miedo.
Levantándome de la cama, caminé hacia el enorme vestidor guiado por el aroma de mi hembra, y la encontré sentada, mirando hacia el maquillaje que le había regalado mi madre, y en medio de las penumbras.
—Eres hermosa… — le dije abrazándola por detrás.
Sin embargo, entre mis brazos pude sentir como su pequeño cuerpo temblaba, y el olor de su miedo inundó mis sentidos. Dalila estaba aterrada; temblaba por un miedo genuino, pero no decía palabra alguna.
—¿Qué es lo que ocurre? — le pregunté angustiado, pues nunca había sentido en ella tanto miedo.
—Elikai, no me dejes sola, te lo pido. — murmuró apenas sin voz, y yo tan solo pude abrazarla fuertemente.
Tomándola a