Capítulo 47: Su elegida.
En la soledad de su alcoba, Dalila observaba en el espejo aquella casi imperceptible marca entre su hombro y cuello que una vez Elikai Kingsley le había hecho cuando solo eran unos niños, no recordaba muy bien como había sido aquello, tan solo sus memorias le decían que había sido el joven moreno quien se la había provocado.
Sus pensamientos nuevamente viajaban a aquel apuesto muchacho al que había amado desde el momento en que el la rescató de morir, y desde ese momento Elikai siempre estaba de alguna manera en sus pensamientos, incluso, lo veía en medio de sus pesadillas salvándola de aquel hombre de cabellos de plata, no importaba donde o con quien estuviese, Elikai siempre prevalecía en medio de su corazón y pensamientos, como una hermosa rosa que jamás se podría ni quería arrancar, sin embargo, él no le estaba diciendo todo, y la sola idea de perderlo la heria profundamente.
Tomando valor, Dalila se escapaba de nuevo de los aposentos apartados de los de Elikai en donde el rey Art