Punto de vista Madison
Terminamos la cena familiar, una bonita costumbre que adoptamos desde que María llegó a nuestra casa, hasta Sullivan en ocasiones hacia parte de aquel encuentro.
Podía darme cuenta como era que Maximiliano me miraba, mostrando un profundo dolor, eso realmente me estremecía, me gustaría saber que pasaba por su cabeza.
—Bueno, es hora de irse a la cama —Maximiliano les dijo a los niños, puesto que tenían intenciones de ponerse a jugar en la sala de estar
—Pero papi, una hora más por favor —Mía le hizo un puchero a su padre, tratando de persuadirlo para que cediera, pero Maximiliano negó rotundamente con la cabeza.
—No mi amor, debes irte a dormir ya.
—¡Está bien! —Mía respondió apesadumbrada, se despidió de Sebastián, y en compañía de Maximiliano, se fueron hacia la habitación.
Yo me quedé en la sala de estar, tomando un té, mientras trataba de aclarar las ideas en mi cabeza, sobre todas las conversaciones que tenía pendiente con mi esposo, porque por fortuna