La ambulancia llegó al hospital en tiempo récord. Los médicos la llevaron rápidamente a la sala de emergencias, y Daniel se quedó fuera, incapaz de hacer más que esperar, su corazón latiendo con fuerza y su mente llena de una mezcla de miedo, culpa y un amor que se había vuelto innegable.
Mientras Daniel caminaba de un lado a otro en la sala de espera, recordó cada momento que había compartido con Valeria, desde sus primeras interacciones llenas de tensión hasta los recientes días de incertidumbre y peligro. La realidad lo golpeó con fuerza: Valeria había arriesgado todo por él, y él había estado a punto de perderla para siempre.
Finalmente, un doctor salió de la sala de emergencias, su rostro serio, pero no desesperado. Daniel corrió hacia él, su corazón a punto de estallar.
—¿Cómo está? ¿Va a sobrevivir? —preguntó, casi sin aliento.
El doctor respiró hondo antes de responder.
—Está muy grave, pero estable. Tiene múltiples fracturas y una hemorragia interna que hemos logrado controla