Su jefe la presenta como su novia ante su madre, de paso anuncia que está embarazada y dará a luz a su heredero, cuando Jandé y él ni siquiera cruzan palabra que no sea por asuntos de trabajo. Jandé Marroquín fue acusada injustamente por su esposo de ser infiel al encontrarla con un hombre en la cama, sin embargo, no cuenta con que ese hombre que él mismo contrató esa noche es un millonario que por juego con sus amigos se vistió de mendigo. Resulta ser Imanol Volkover, jefe de Jandé, esa noche reconoció a su asistente en una fotografía y de inmediato aceptó el trato que le propusieron de acostarse con ella. Imanol no cuenta con el hecho de que a su madre la han declarado con enfermedad terminal y le suplique que quiere un nieto antes de morir. En medio de su desesperación por tener un hijo, Imanol toma una decisión sin importar las consecuencias que en el futuro sucedan. Jandé tiene un pésimo día, su esposo le está pidiendo el divorcio y le quitará su casa, aparte de solicitar una fuerte cantidad de dinero como indemnización por haber sido infiel. Justo en ese momento se topa con la sorpresa de que su jefe le propone servir como vientre de alquiler para complacer a su madre moribunda. Ella no se puede resistir y por su necesidad se ve obligada a aceptar el contrato, total solo será hacerse pasar como la novia y cargar por nueve meses al hijo de su jefe, sin haber tenido contacto físico entre ambos. Sin embargo, no contaban con el hecho de que, como segundo deseo de su madre, ellos deberán de contraer matrimonio. Pero, ¿tan fácil, le será divorciarse y entregar su hijo al hombre del que se ha enamorado?
Leer más― ¡Jandé! ¡Qué haces en la cama con este hombre!
Exclamó el tipo que acaba de entrar a la habitación luego de pasar toda la noche en un bar, desbaratando el dinero que no le pertenece― ¿Desde cuándo tienes un amante a mis espaldas? —Sigue interrogando —Ja, tú, una jodida y descarada zorra que intenta reemplazar mi amor aun estando casados. ―Le acusó con odio su esposo Darío.
Un hombre duerme al lado de la hermosa Jandé, ella no sabe en qué momento ese hombre desconocido entró en su habitación y se acomodó en la cama mientras ella dormía plácidamente.
Además, ni siquiera lo ha reconocido porque el hombre está de espaldas a ella, y ni siquiera con la voz de Darío se ha despertado para dar la cara y enfrentarse a la realidad.
El esposo la sacó a rastras de la habitación, siempre acusándola de traidora y de ser la responsable del rompimiento de su matrimonio. La llevó al jardín y allí le propinó una golpiza y le amenazó con divorciarse cuanto antes para acabar con ese matrimonio de fachada y ahora sin sentido.
― Tengo pruebas de tu infidelidad, solo mira esta foto en mi teléfono, no tienes escapatoria, mujer desvergonzada. ―Le acusa sin piedad y apuntándole con el dedo índice para que ella se sienta atemorizada y ceda a todo lo que se le viene encima.
―No es posible Darío, créeme que yo no te he engañado con ese hombre, es más, no lo conozco y aunque lo conociera nunca te traicionaría porque yo te amo a ti. ―Le repite Jandé con profundo dolor en su corazón y lágrimas en sus ojos verdes como las montañas.
En el pasado Jandé solía ser la hija de padres adinerados, sin embargo, cuando ella les presentó a su novio Darío, estos no lo aceptaron y la echaron fuera de la familia al saber que días más tarde se había casado en contra de su voluntad.
Hace un año sus padres murieron aun sin perdonarle su desobediencia, su amado esposo fue el único que se quedó a su lado para darle consuelo y apoyo moral, ahora le duele que él le pida el divorcio y pretenda adueñarse de la casa que a ella le ha costado sudor y lágrimas para poder adquirirla.
Al principio de su relación todo fue hermoso como el color de las rosas, él nunca dio indicios de ser infiel, siempre se mantuvo al pendiente de ella, sin embargo, la vida de su esposo era otra, él hace mucho tiempo dejó de trabajar con la excusa de que en ninguna empresa lo quieren contratar y por ende decidió tomar las riendas del hogar y ser él, quien cocina y se encargue del aseo.
Pero después de seis meses de matrimonio, él se volvió un hombre egocéntrico y la humillaba de vez en cuando, hasta el grado de controlar sus salidas, de esa casa solo él tenía el derecho a divertirse con sus amigos mientras ella trabaja fuertemente para pagar los caprichos del bastardo.
Ahora él la quiere dejar en la calle, aun sabiendo que apenas tiene para sobrevivir con el sueldo que gana en las empresas Volkover, donde se desempeña como la asistente del dueño de dicha empresa.
―Lo siento mucho mi querida Jandé, sé que hemos sido un matrimonio muy bonito y es por eso que ahora nos divorciaremos, no acepto el hecho de que me hayas engañado sin piedad. —habla en tono calmado, pero siempre con aura de superioridad.
Debes de comenzar hoy mismo con los trámites del divorcio, recuerda que la mitad de esta casa me pertenece por ser tu esposo y habernos casado con la cláusula de compartir bienes.
Darío le ha hecho recordar el día en que llegaron al registro civil y de la nada él le dijo al abogado que querían que su matrimonio fuera con compartición de bienes, ella ni siquiera tenía pensado que fuera así porque era consciente de que por el momento no contaban con ningún bien a su favor y no quería que él la tomara como una oportunista.
—En el pasado te pedí que fueras mi esposa porque provenías de una familia rica, ahora ya no me sirves porque ni siquiera tus padres te heredaron su fortuna, no malgastaré mi tiempo con una muerta de hambre. —expuso con frialdad.
Esa confesión ha sido un duro golpe para Jandé, cuando se casaron él juró amarla y ser el amor de su vida para siempre, ahora no puede creer que solo haya estado interesado en su dinero y cuando vio que no era posible obtenerlo decide abandonarla.
―Ah, ―continuó el esposo― además, debes de pagarme quinientos mil dólares por daños y perjuicios a mi reputación, de lo contrario tendré que hacer algo con esta fotografía y sé que no te gustará ser la comidilla del barrio y de tu trabajo. ―La chantajea con el fin de seguir obteniendo más de su dinero.
El esposo malvado se sentó en una hamaca y lleno de tranquilidad cerró sus ojos para descansar después de una noche de parranda y sexo con mujeres del bar. Mientras tanto, Jandé volvió a la habitación para discutir con aquel hombre misterioso, a él lo considera ser el culpable de su fallido matrimonio con el hombre que ha amado desde siempre, aunque ahora este ya ha sido claro que no la ama y que quizá nunca la amó en realidad.
Para su sorpresa la habitación está vacía, el hombre ya se ha marchado y a ella no le queda más que lamentar su miserable situación.
Las lágrimas no tardaron en salir, esta mañana ha despertado con la mala suerte acompañándole y el impacto negativo ha sido tan fuerte que ha tenido que aguantar las ganas de llorar por la impotencia que le provoca dicha situación de infamia.
Desea lanzarse a lo más profundo de un abismo para no tener que enfrentar un juicio de separación matrimonial y entregar su casa al hombre que jamás ha dado un centavo para su adquisición. El hombre solo ha sido un gasto más desde hace varios meses y ella no volvió a tener la oportunidad de salir con sus amigas.
Pronto se preparó para ir a trabajar a su oficina, no esperó pasar más tiempo viéndole la cara de amargura y escuchando los murmullos groseros de su esposo que ha entrado con la intención de iniciar otra discusión sin sentido o quizá a repetir lo mismo que hace un rato reclamó.
Los guardias trasladaron hasta el juzgado al hombre, más atrás los acompaña Esteban y Nancy. Todo estaba a punto de acabar y así sucedió.— Queda usted detenido por los cargos de violación en primer grado, tentativa de femicidio, maltrato psicológico, privación de la libertad en contra de su hija. Este tribunal no citará a otra audiencia teniendo las pruebas suficientes para acusarlo hoy mismo. ¡Declarado culpable!El hombre gritó con desesperación, suplicó clemencia a su hija, no aceptaba el hecho de que por su actuar ahora debe de pasar cuarenta años en la cárcel.— No soporto estar aquí, llévame a casa, por favor. —Pidió, dándole una última mirada a su padre, que llora a gritos pidiéndole perdón.— ¿Qué quieres hacer antes de que vayamos a casa? —Pregunta con la intención de que a ella se le olvide ese mal trago.— Desde hace unos días tengo deseos de comer algo muy rico, en realidad nunca lo he probado, pero me gustaría hacerlo.— Pequeña gruñona, te he dicho que cuando se te anto
Es el sexto mes de embarazo de Nancy y ya su vientre se nota mucho más abultado. Todo marcha bien hasta el momento, solo que, en ocasiones, ella llora al recordar que en su interior carga a un hijo, quien a la vez es su hermanito. Ese secreto le ha dicho Esteban que nunca se lo van a revelar, será su hijo y nadie le quitará ese privilegio.Finalmente, el día que han estado esperando para que se haga justicia llegó. Esteban estaba fuera del país cuando recibió la llamada del oficial en la cual le comunicaba que el padre de Nancy ya estaba tras las rejas y que pedía un abogado para defenderse en libertad. Sin embargo, Esteban le dijo que no se le permitieran tal petición, no tendrá privilegios mientras esté pagando su condena.— Cariño. La policía ha encontrado a tu padre. Debes acompañarme a la estación para que brindes tu declaración. —informó Esteban, recién llegado de la capacitación, tuvo que dejarla a medias para regresar de inmediato.— Ha pasado mucho tiempo desde la última vez
Dos meses después…Nancy está trabajando en la clínica y es la secretaria de Esteban. Las enfermeras y doctoras la odian porque solo llegó de la nada y se posicionó en un cargo cerca del doctor guapo y millonario, nadie sabe que ella está viviendo bajo el mismo techo que él y mucho menos que será el padre de su hijo.Su vida ha cambiado desde entonces, comenzó a estudiar en línea para especializarse en el área secretarial, también tiene maestro privado en casa que le enseña en los fines de semana.Ya tiene cinco meses de embarazo y su bebé ya dejó mostrar su sexo, es un varón que crece sano y dispuesto a venir al mundo para darle alegría a mamá y papá. Ya reconoce la voz de Esteban, cuando este le habla se pone coqueto y se mueve para todos lados, haciendo que mamá también sonría cálidamente y se llene de amor hacia sus dos hombres.Cuando Esteban llamó a sus amigos para presentarle a la chica, resultó que fue Imanol quien la encontró tirada en la calle y la llevó a la clínica. Por es
Esteban se preocupó como si fuera él que se sentía mal cuando la chica se quejaba. Colocó la mano en su pequeño vientre medio abultado para verificar los movimientos del bebé, pero el pequeño estaba muy tranquilo dentro de la barriga de su mamá.— Nancy, ¿dime que sientes? —preguntó.La chica estalló en una carcajada y confesó estar bien.— Ha sido solo una pequeña broma, así como usted ha bromeado conmigo.— Nancy, nunca más vuelvas a bromear con la salud de tu bebé. —La regañó, suspirando con alivio.— Usted más que nadie sabe que… yo no siento nada por mi hijo. No puedo, doctor, no sé cómo hacer para quererlo, aunque sea un poco.— Lo superarás Nancy. Superarás todos tus traumas y amarás a ese pequeño guerrero.— Acompáñame, te mostraré algo que te ayudará a entrar en razón.Esteban llevó a la chica a su consultorio, ya que su oficina de jefe es aparte. Le ordenó que se recostará sobre la camilla y colocó el aparato en su vientre hasta que un sonido fuerte se escuchó.— Nancy, no e
Esteban le informó a la chica que al ser dada de alta la trasladará directamente hacia la casa hogar en donde permanecerá el tiempo que ella estime conveniente.— Doctor, me gustaría agradecerle en persona a su amigo. Han sido varios días los que he estado hospitalizada y usted ha dicho que él no me cobrará nada. ¡Él es una persona muy bondadosa y digna de admirar!— Está bien. Pediré un espacio para que lo visites, él es un tipo muy ocupado, arrogante y de muy poca comunicación. —Mintió. Disfrutando ver las muecas que hace en su rostro cada vez que le menciona un defecto.— Haberlo dicho antes, no me hubiese metido en este asunto. Ahora tengo miedo hasta de pensar en las palabras que le voy a decir.— Él es un gruñón igual que tú, estoy seguro de que se entenderán con facilidad. —continuó molestándola.— Será mejor olvidarse de esa visita. Me gustaría agradecerle mediante una llamada telefónica.— Esa es buena idea, aunque él casi no tiene tiempo para responder llamadas. ¿Qué tal si
La chica se estremeció con aquella pregunta. El semblante del médico muestra que no está para bromas y con una mirada fulminante espera cualquier respuesta.— Mi padre. —Traga saliva con dificultad— Mi padre abusa de mí desde que mamá murió. —Se le forma un nudo en la garganta que le impide hablar— Me golpea… cada vez que se aprovecha de mí me golpea porque opongo resistencia. —Llora a mares.— El bebé… ¿Estás embarazada de tu propio padre? —consulta, queriendo no escuchar la respuesta que es evidente.— Sí, es por eso que quiero que esta misma noche me lo saque. No lo quiero más en mi vientre.— Nancy. Si lo haces, te convertirás en un ser despreciable como lo está haciendo tu padre contigo.— ¿Y qué más puedo hacer? Es mi hermanito y a la vez mi hijo, pero ¿cómo podría dale amor si ni siquiera para mí misma tengo?— Te enviaré a un lugar donde recibirás ayuda psicológica, todo lo que necesitas para ti y el bebé está allí. Por favor, descansa y piénsalo por esta noche y mañana me inf
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