Aun con la copa de champán en la mano marcó los números telefónicos, pero estos aún no respondían, ya que sonaba apagado.
—Esto ya no me gusta— murmuró al ver que no salía la llamada. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza dentro de su pecho, sin embargo, controló eso con la respiración. —Debe ser por el mal tiempo.
Se dijo así mismo para levantarse la moral e insistió marcando nuevamente al número que conocía tan bien. Al ver que no conseguía lo que quería entonces decidió marcarle a Kathy para que le informará sobre su esposa.
El teléfono sonó de manera insistente y esto puso más nervioso al hombre al imaginar algo terrible por la demora de responder las llamadas
— ¿Aló? — dijo Kathy con la voz bastante quebradiza y llena de angustia —gracias a Dios llamaste Gabriel. He tratado por horas de llamarte, pero no salen las llamadas.
— ¿Qué pasó? — preguntó él tenso dejando la copa de champán a un lado y apartándose del grupo— ¿Le pasó algo a Ana? ¿Se le adelantó el parto?
—La verdad es