Inició una nueva semana para los trabajadores de Investment Tower of Power donde todo era orden y simpatía, pero poco a poco se fue perdiendo los estribos debido al mal humor del Ceo.

—¡Está insoportable! — dijo Celia, saliendo casi corriendo de su oficina para refugiarse en la de Deyanira, que al verla soltó una sonrisa maliciosa. Por lo que podía ver, Celia no había logrado conquistar nada el corazón de Gabriel y eso a ella le daba cierta esperanza y alivio.

—No te preocupes, cariño. Debe ser que él está preocupado por algo que está sucediendo —la consoló con una voz muy dulce.

Celia solo resopló molesta.

—Yo creo que se debe a la mujer rubia que vino la semana pasada —contestó mientras se sentaba en una silla delante del escritorio. Su pulcro cabello recogido en una alta coleta la hace haber estilizada y aquella blusa blanca de cuello en V le resalta su pequeño pecho.

Deyanira, al escucharla, frunció el ceño, porque de inmediato sintió que su cuerpo se estremecía ante el desconci