Gabriel lleva toda una semana esperando la llamada de Karen. Sueña con escucharla decir que acepta su propuesta, sin embargo, los días han pasado y la joven ha brillado por su ausencia. Este silencio lo mantiene sobre exaltado y muy malhumorado, que no logra ordenar sus ideas ni sus emociones y siempre encuentra la forma de desquitar su furia contra Celia, que es incompetente para el trabajo que él necesita.
—Realmente eres una joven sin ningún tipo de instrucción para este trabajo — dijo el hombre furioso.
Celia, con las mejillas coloradas por la vergüenza, tomó de nuevo los documentos y salió corriendo a volverlos a organizar. Definitivamente, ella no lograba agradar a aquel hombre que se estaba convirtiendo en un maldito ogro.
Cuando Celia salió corriendo de la oficina, el teléfono de Gabriel nuevamente sonó.
— ¡Bueno! – dijo con su voz tosca.
—Buenos días, señor Cooper, llamamos de la empresa Dúplex Limitada para solicitar información sobre una trabajadora que elaboró con ustedes.