La mujer miró al hombre que se le acercó con mucha desconfianza, era muy poco el dinero que debía pagar por un viaje así, ella iba a protestar y a rechazar la propuesta cuando un hombre alto bien vestido se acercó a ellos.
—El tiempo está emporando cada vez más — dijo al llegar a ellos – dígame si nos vamos o no. Me urge estar en Londres.
La joven embarazada miró a los dos hombres y frunció el ceño. Al parecer el destino le estaba sonriendo y estaría esa misma noche en Londres.
El hombre miró al caballero y luego a la joven embarazada.
—Déjeme confirmar si la dama se va con nosotros — dijo el piloto de la avioneta —de ser así nos vamos de inmediato.
Aquellas palabras motivaron el corazón de la mujer y sin tomar medidas de precauciones de inmediato hizo el acuerdo.
— ¡Claro que sí! — dijo ella emocionada de saber que estaría en unas horas más al lado de su esposo – vámonos pronto.
Minutos más tarde un hombre extraño, una mujer desconocida y un piloto que no tiene temeridad ni de Dios n