Ese día terminó fatal para Karen mientras que seguía ahogada en un mundo de trabajo e imaginando a Gabriel en compañía de su adorada esposa y de su amante. Esto realmente la perturba y no se ha dado cuenta de que su interés por él cada vez se hace más fuerte. Y que sin proponérselo está llevando su corazón a un atolladero donde solo va a salir lastimado.
Ya eran más de las once de la noche cuando llegó a su casa pensando que no lograría terminar el trabajo, pero lo logró.
Llegó con dolor de cabeza y sus piernas hinchadas por las largas horas sentada sin mencionar sus manos y sus dedos entumecidos de tanto teclear.
—Hijita— saludo el padre al verla llegar. Sus ojos la repararon con dedicación y amor. Sabe que ella se está esforzando por conseguir el dinero para su cirugía, pero le parece algo cruel y quiere evitarlo, pero su hija es tan terca o aún más que él —. ¿Qué te pasó? ¿Por qué llegas tan tarde? Te estuve llamando.
Ella respiró muy profundo y se acercó para darle un besó la me