Deyanira después de hablar con Celia caminó furiosa por el pasillo de manera elegante como siempre lo hacía. Era alta, esbelta con cintura de avispa y sus caderas redondas sin mencionar que tenía un bello parecer.
Sus labios ahora van apretados para controlar su furia.
El costoso conjunto de traje y pantalón blanco con una camisa azul eléctrico la hacía ver imponente.
Con elegancia abrió las puertas de cristal de la oficina de Gabriel y entró sin siquiera haber tocado, la mirada de la mujer dejaba ver sus malas intenciones.
— ¡Buenos días!, Gabriel — dijo ella con su voz dulce y mirando de mala manera a la auxiliar que está sentada a un lado del hombre— Karen, podrías por favor dejarnos a solas.
La joven de inmediato se levantó, pero la mano de Gabriel sostuvo de la chica que estaba sobre el escritorio.
—Esta es mi oficina — dijo el Ceo mirando fijamente a Deyanira —. Ella se queda o se va si yo se lo ordeno.
Deyanira se dio cuenta que había empezado con el piso izquierdo y aprendió