Leonardo lleva dos semanas pensando en Karen y en cómo enfrentarla. Su amistad no llega al límite de conocer su número telefónico y por mucho que le marcó los dos primeros días, ella nunca le respondió. Por eso se le hizo fácil ir a la empresa Investment Tower of Power y preguntar por ella.
—Buenos días— dijo esa mañana a la bella chica que se parecía a Karen.
Ella lo miró y sonrió con mucha coquetería.
—Hola, señor chef— dijo ella con su voz melodiosa y dulce— ¿En qué puedo ayudarte?
Él sonrió, hasta el timbre de la voz se le parecía a su adorada Karen.
—Vengo a pedir tu ayuda— dijo con cortesía— lo que pasa es que una amiga mía no la he visto y quiero saber de ella...
La joven sonríe de manera sensual.
—Dime su nombre y yo averiguo— dijo amablemente— ¿Cómo se llama tu amiga?
—Karen Bonilla— dijo él con los ojos iluminados por el amor o eso fue lo que interpretó Celia.
—Ella no está en la ciudad — dijo tajante y su rostro perdió toda dulzura—. Según tengo entendido tomó dos semanas