Al llegar el transporte Karen solo suspiró embargada por la tristeza y subió. Había llegado la hora de ir al lugar de encuentro con el dolor y la decepción del fracaso de uno de sus seres más amados. Durante todo el camino para llegar a la universidad solo pensaba en aquella mirada llena de odio y cómo se sintió tan apabullada con su imponente presencia y estatura.
El hombre era supremamente alto y muy atractivo que la hizo sentir algo extraño- suspiró con nostalgia- aunque se veía como enfermo debido a su delgadez. Sus ojos eran como dos pozos profundos que le causo mucha angustia. Era patente el dolor y la amargura.
—¡Ese hombre a mí no me importa, así que deja de pensar en él! — se regañó — no debo pensar en él. Tal vez lo amargado se deba a su esposa.
Al llegar a la universidad olvidó al hombre de la mañana que le hizo sentir confusa y caminó más rápido por el largo pasillo abarrotado de estudiantes de alta clase donde ella había hecho los dos primeros semestres de su adorada carr