Silas.
Tenía que hablar con mi padre antes de irme con Naomi para saber qué carajos sucedía.
Ella se quedó esperando en la sala, y yo fui a la oficina de mi viejo. Entré sin tocar la puerta, de mala gana.
—¿Y los modales?
—No hay tiempo. ¿Me puedes explicar por qué el beta enemigo conoce a Naomi? —cuestioné, arrugando las cejas.
Él guardó varias hojas en una carpeta, su calma solo me ponía más impaciente de lo que estaba. Se levantó, caminando a pasos lentos por la oficina.
—Te dije que no podíamos confiar en ella —murmuró—. Debes rechazarla si quieres evitar la aniquilación de esta familia.
—Naomi no es el enemigo, papá —mascullé, apretando los puños con fuerza—. Y si tendré que llevarte la contraria, entonces lo haré.
Se mofó.
—Es la primera vez que me respondes de esa forma, sin una pizca de respeto —aseveró, metiendo ambas manos en sus bolsillos. Se detuvo frente a mí—. ¿Esa humana te puso en nuestra contra? ¿Te lavó el cerebro?
—Ya me cansé de ser un simple peón tuyo, pa