Sus padres se veían genuinamente preocupados. Teo había decidido contarles lo sucedido porque… bueno, tendrían que hacerlo tarde o temprano, incluso si habían logrado entrar y salir de la clínica sin que ningún medio averiguara el motivo real. Las especulaciones hablaban de una posible intoxicación alimentaria, y él esperaba que esa versión se mantuviera.
Sin embargo, sus padres harían preguntas en cuanto él viajara a Canadá, dejando a su esposa embarazada en Los Ángeles. No quería iniciar otra vez un ciclo de mentiras.
Después de una discusión calmada, Hannah había logrado convencerlo de continuar con sus planes. A Teo no le gustaba en absoluto dejarla sola, pero ella había sido demasiado convincente; aunque, ahora que lo pensaba, empezaba a dudar otra vez. Quizás podía hablar con el director, conseguir al menos una semana más. Y si no… siempre habría otro proyecto.
—Tu padre y yo viajaremos para allá —anunció su mamá con firmeza.
—Oh, no… no es necesario —intervino Hannah, alarmad