—Sígueme —dijo Hannah, y entró en su cámper. Era mejor si tenían esa conversación en privado y pese al comportamiento de Hunter, no lo creía capaz de hacerle daño. De todas formas, mantendría su celular cerca y listo para marcar a Teo.
Una vez dentro, se dio la vuelta y esperó a que él cerrara la puerta antes de hablar.
—Últimamente, he estado recibiendo esto. —Le extendió un sobre con las fotos que habían llegado a su celular, ahora impresas.
Hunter lo tomó con calma y empezó a revisarlas una a una. Hannah no apartó la mirada de su rostro, buscando cualquier señal, cualquier cambio mínimo en su expresión que lo delatara. Pero él se mantuvo tranquilo.
—¿Sabes quién te la podría haber enviado?
—No, y por eso estás aquí. Quería saber si quizás tú sabías algo al respecto.
Una sonrisa carente de humor se dibujó en los labios de Hunter.
—Lo que realmente quieres saber es si fui yo quien las envió.
—Sí —respondió sin rodeos. No estaba de humor para juegos.
—Pues no, no lo hice —contestó