Piper parpadeó lentamente al despertar. Giró la cabeza y apenas tuvo tiempo de captar la imagen de un hombre completamente desnudo, de espaldas a ella, cruzando la habitación. Tenía un trasero perfecto. Lo vio desaparecer en el baño y cerrar la puerta tras de sí.
Frunció el ceño y recorrió el lugar con la mirada, desorientada durante un instante. Entonces, los recuerdos de la noche anterior regresaron en una sucesión de flashes desordenados. Colton, la habitación de hotel, la primera vez que habían tenido sexo y luego una segunda, cuando él la despertó en algún punto de la madrugada y la tomó con la misma exigencia.
El sonido de la ducha llegó hasta ella y no pudo evitar que su mente se desviara hacia la imagen de Colton desnudo, el agua recorriéndole el cuerpo. Sacudió la cabeza, obligándose a concentrarse.
Entonces, reparó en un detalle inquietante: era de día. Se incorporó de golpe.
—Maldición —murmuró.
Por suerte, su madre estaba acostumbrada a que no llegara a casa algunas noches