Debía ser una broma de mal gusto.
Como si Hannah no hubiera tenido suficiente con Nora, ahora tenía que lidiar con la última conquista de Teo.
Sarah era incluso más hermosa en persona. Tenía ese aire de dulzura que cautivaba miradas y un pequeño hoyuelo que se formaba en su mejilla izquierda al sonreír.
—Preziosa, te presento a Sarah —dijo él con su tono perfectamente controlado—. Sarah, mi esposa, Hannah Brooks. Aunque estoy seguro de que ya la conoces —añadió, con una sonrisa —, es difícil no hacerlo cuando se trata de una de las mejores actrices de la industria del cine.
La voz de Teo rebosaba orgullo, como si creyera de verdad en lo que decía. Hannah se quedó momentáneamente sorprendida por su halago, incluso sabiendo que era una actuación.
—Es un gusto conocerte.
Al escuchar a Sarah, volvió a fijar su mirada en ella. La modelo se inclinó hacia ella, y ambas se dieron un beso en la mejilla.
—No supe hasta hace poco que Teo se había casado —continuó Sarah, alejándose—. Él no me co