Capítulo 21. Dejarse llevar...
Observada por Sabrina y Joaquín, que no parecía molesto con la situación, Muriel miró a Klaus a los ojos.
Era un hombre muy atractivo y se mentiría a sí misma si dijera que no lo deseaba.
Pero no estaba segura de los pasos que debía dar a continuación.
-Me siento muy halagada, señor Hesse…
-Por favor, dime Klaus…
Ella sonrió.
-Justamente ese podría ser el problema. No estoy segura de que sea lo correcto teniendo en cuenta que trabajaremos juntos… Usted es socio de mi jefe…
Su hermana intervino.
-Es sólo una cena, Muriel… Estoy segura de que el señor Hesse es muy profesional y no pondrá en riesgo tu trabajo…
Muriel la fulminó con la mirada. Si algo caracterizaba a Sabrina, era su total incapacidad para mantener la boca cerrada. Algo completamente opuesto a la prudencia que poseía la mayor.
Una prudencia que, visto en perspectiva, no parecía haber traído muchos beneficios a su vida.
¿Qué podía perder por una cena?
En realidad, podía perder mucho. Así que atacó con una nueva excusa:
-No