¿Te sientes muy segura verdad? ¿Crees que tus gorilas podrían conmigo si decidiera raptarte? Con mucho gusto te digo que nada podrían hacer. – Esas palabras dichas por la misma voz rasposa la pusieron pálida, en lugar de entrar a la camioneta se quedó estática logrando que los guardaespaldas la observaron preocupados.
¿Señora? – Preguntó Paolo. Ella le hizo señas con una mano indicándole que no hablara y puso el altavoz.
Sí les dices una palabra, provocaré que tengan un accidente en cuanto salgan a la carretera ¿sabías que es muy fácil provocarlo y que yo pueda salir indemne? Puedo hacer que tu camioneta gire por los aires ¿Qué sería de tu pobre hija sin madre? – Jackie apretó los labios con furia contenida.
Tus amenazas no hacen mella en mí, no seas idiota.
¿Ah no? pobre ilusa.
¿Quién eres y que quieres? – Exigió ella con rabia.
Te quiero a ti claro ¿Qué más puedo querer? – Dijo burlonamente y ella se estremeció por sus palabras.
Si crees que puedes salir limpio de esto que est