Capítulo 127
Nara estaba demasiado nerviosa. Desde que Marco se había marchado, no había sabido nada de él, ni una llamada, ni un mensaje. Tampoco sabía con certeza dónde se encontraba Lina. Esa incertidumbre la estaba desgastando por dentro, pero debía disimularlo. Tenía que mantener la calma, porque en ese instante lo único que importaba era Andrea.
La niña había sido llevada al quirófano hacía unos diez minutos. En ese momento debían estar preparándola para la operación. Nara se sentía vacía en la sala de espera, deseando que alguien pudiera estar acompañando a Andrea en su lugar, susurrándole al oído que todo saldría bien.
Miró el reloj, tratando de distraerse. Los segundos pasaban lentos, densos, como si el tiempo se hubiera estancado en una angustia insoportable. Tenía las manos frías y la garganta seca, pero intentaba no mostrarlo. Su cuerpo permanecía rígido, mientras su mente repetía el mismo pensamiento una y otra vez:
*¿Dónde están? ¿Por qué no regresan?*
La puerta de la sa