NICOLLE
Me levanté más temprano, la verdad tenía mucha emoción. Me tomé la molestia de recorrer un poco las instalaciones del hotel, dejé una nota a Jesús para que no se preocupara y lo esperaría para desayunar en el restaurante.
El desayuno fresco se veía muy apetecible, la mantequilla en el pan caliente era exquisita. A esta hora mi esposo ya debió a levantarse, esperaba que ya estuviera aquí. Vi a alguien sentarse, creí que era Jesús.
—Disculpe. ¿Quién es usted? —pregunté en francés.
— ¿Habla español señorita?
—Sí. —respondí con seriedad y él sonrió.
—Usted es... Impresionante mi lady.
—Disculpa Milord. Debo pedirle que se vaya de mi mesa—dije lo más cordial que podía ser.
—Oh, discúlpeme si la incómodo. Me presento, Frank Hamings.
— ¿Es inglés?
—Londinense, y usted por ese marcado acento ubico que es española, pero habla fluidamente y sin errores el francés.
—Milord por favor le ruego que termine con esto y se retire de mi mesa, mi esposo no tardará y...
—Lo siento, solo querí