Liz saluda a Luiza y a su cuñado, y pide a la empleada que los lleve al cuarto donde se quedarán y les muestre dónde estará el cuarto de los niños. Poco después, regresa a la entrada, pues Frida acaba de llegar. Está muy feliz de reencontrarse con su suegra, a quien tiene en gran estima, como si fuera su propia madre.
—¡Querida, qué placer verte de nuevo, y más ahora estando aquí en tu casa! Esto es maravilloso para nosotros, poder volver a Manhattan, es una de las mejores cosas que han pasado —saluda Frida a Liz.
—El placer es todo mío, doña Frida. Para mí es un enorme honor tenerla aquí en mi humilde residencia. No se imagina cuánto ansiaba su presencia y la de mi suegro. Espero que les guste todo lo que preparé para ustedes, además de la cena de esta noche. Sé que fue usted quien contrató el bufé, así que ya espero un gran evento para toda la familia —sonríe Liz.
Tras el abrazo de Frida y Liz, esta va a saludar a su suegro, y los dos conversan un momento, mientras Jack aparece para