—¡Dios mío, amor! No tenías que pasar por todo eso. Deberías habérmelo dicho, y yo mismo habría contratado una empleada para ayudarlas con las tareas diarias. Es mucho para ella, quieras o no, y más ahora con el tratamiento que está haciendo. Se cansa mucho y queda muy debilitada, no te imaginas cuánto. Aunque la veas fuerte, mostrando que está en pie, por dentro debe estar destrozada. Los médicos que la tratan dicen que, aunque el tratamiento no parezca tan invasivo, exige mucho del paciente y lo deja muy cansado y debilitado. Pensé que tú estabas haciendo las cosas o que habías contratado a alguna empleada por horas o algo así. Pero dejar que ella lo haga todo sola... Imagina esta semana que pasó sola. Pobrecita, debe estar agotadísima.
—Dios mío, ni siquiera lo pensé, ¿te lo crees? Estaba tan emocionada con la boda que se me pasó por completo. Pero iremos a ver cómo está, y si es necesario, la traigo para acá. Además, no sirve de nada que la chica llegue mañana si no hay nadie. ¿Có