Un momento de placer

—Es un placer querida, espero que mi hijo haya sido atento contigo…— Comentó Osvaldo mirando a su hijo.

—No deben preocuparse, Víctor es muy atento. Eso no lo niego.

—Me informan que has ayudado a Víctor con respecto a la reunión…— Miriam se encontraba muy complacida con la noticia.

—Bueno, me gusta ayudar, y si hay algo que él necesita y está entre mis manos, pues lo haré.

Ambos asienten y miran a su hijo con orgullo, esto era lo que ellos llevaban esperando desde hace tiempo. La chica tenía el porte y seguridad que esperaban de la pareja de su hijo. Su seguridad se transmitía, no demostraba nervios ni pena al hablar con ellos. Además, se había involucrado en esta reunión corriendo el riesgo de ser reconocida y que afecte su imagen.

—Víctor y yo nos hemos esforzado en que todo salga muy bien, así que espero y disfruten la velada.

—Por supuesto que sí querida…— Osvaldo toma la mano de su esposa y entra en la casa.

Ellos de igual forma entraron para quedarse tranquilos de que ya todo se encontraba listo para la llegada de los invitados, los guardias informaron que de momento no ha habido problemas con el personal, así que todo parecía marchar de maravilla.

La hora de que los invitados llegaran se acercaba, debido a esto Rebeca y Víctor debían estar a la entrada recibiendo a cada invitado. No era de su sorpresa encontrarse a gente con figura pública, y para ellos menos, porque de seguro vieron la noticia donde anunciaba su compromiso con Víctor.

—Víctor Reyes…— La gruesa voz de un hombre llamó la atención de Rebeca.

—Dareck, ¿Cómo has estado?

—Bien, muy bien hasta el momento y…— Sus palabras se acortan al ver a la espléndida mujer a su lado. —¿Y ella es?

—Rebeca, mi prometida…— Dareck no se contiene al mostrar su confusión y desilusión por la respuesta. —Rebeca él es Dareck, un socio.

—Es un placer conocerlo…— Ella extendió su mano y él no dudó en tomarla para besarla.

—Me confundes Víctor, ¿Dónde está la chica de la otra vez? por lo que ví era algo muy serio lo de ustedes.

—Ya no estamos juntos.

—Que desilusión.

Para Víctor esas palabras no tenían sentido, ¿Por qué para Dareck iba a ser algo triste el hecho que no está con Patricia? No bastó mucho para entender que ha quedado flechado por ella, y no lo oculto en su presencia por más que le ha dicho que es su prometida.

—La veo adentro, bella dama.

Dareck suelta la mano de Rebeca e ingresa en la mansión, ella entiende perfectamente lo que había sucedido pero no iba a decir nada. Cada invitado que llegaba elogiaba la belleza de Rebeca y felicitaban a Víctor por su prometida, algunos se acordaban de Patricia y decían que era bueno no haberla traído a ella. Para Rebeca era extraño las veces que varios hombres alegaron estar de acuerdo con su cambio de compañera, de verdad necesitaba saber qué había hecho esa mujer que estaba en boca de todos.

Con el último invitado adentro ellos ingresaron, dentro de la casa todos bebían, conversaban y jugaban en el billar o juego de cartas. Los gritos no faltaban por la emoción de ganar el juego o por la excitación de ingerir drogas.

—Damas y caballeros, es un honor tenerlos nuevamente en nuestra villa. Es un deleite para nosotros darle esta gratificante fiesta.

Osvaldo había tomado el micrófono para dar algunas palabras de inicio.

—Mi querido hijo otro año demuestra estar hecho para esto…— Los invitados gritan un “Si” a sus palabras. —Además, este año ha tenido una excelente compañera que lo ha ayudado con todo.

Rebeca sonríe al tener las miradas puestas en ella.

—Mi decisión de darte el cargo cómo jefe se mantiene otro año.

Los invitados aplauden y Osvaldo deja el micrófono para ir con su esposa y sus amigos.

—Felicidades…— Dice Rebeca a Víctor.

—Tu también has hecho mucho aquí…— Se sonríen mutuamente. —Espero y no te moleste…— La música cambió. —Pero cómo los anfitriones debemos bailar.

—Entonces bailemos.

Ella le da su mano y él la toma, la conduce hasta la pista de baile donde varias parejas ya bailaban. Era la primera vez que estaban tan cerca el uno del otro, era un baile lento y el que sus cuerpos estaban tan pegados era normal. Nada raro estaba pasando ahí, es lo que Víctor se repetía. Ya hoy al pensar que Rebeca se veía hermosa, sentía que le estaba fallando a Patricia, aunque no había nada de malo en reconocer la belleza en otra mujer. El problema era haber pensado eso y estar así de cerca, sintiendo su respiración en su cuello.

—¿Estás bien? Te siento tenso.

Rebeca se separa un poco para mirarlo.

—Estoy bien.

Ella asiste y vuelve a su postura, a un lado del salón se encontró con la mirada de Dareck, él hombre le guiñó el ojo y bebió de su copa. Se relamió sus labios para luego sonreírle a ella. No iba a negar que era un hombre guapo, pero no quería caer en sus encantos, no quería que las personas aquí la vieran coqueteando con otro hombre.

—Tu socio está enseñado conmigo, parece.

—No es un secreto que le has gustado…— Responde Víctor imaginando que Dareck debe estar a espaldas suya.

—No negaré que es guapo, pero debo suponer que aquí soy tu prometida y debo actuar cómo lo que soy.

—Me estás diciendo eso porque estás pensando ir con él…— Víctor se ríe por su sinceridad.

—¿Te molesta?

—No.

En cuanto han terminado el baile despejan la pista, la música vuelve a ser ruidosa y todos retoman sus actividades. En la piscina había gente bañando mientras bebían, los meseros hacían excelente su trabajo y todo marchaba de maravilla. Hasta ahora Rebeca no se había acercado a aquel hombre, se había quedado al lado de Víctor y con sus padres, en una mesa estaban apartados del resto hablando de diferentes cosas.

Rebeca se disculpa por ir al baño un segundo, Dareck la sigue en silencio hasta que ella nota su presencia, están en el pasillo que lleva al baño.

—Preciosa, por fin un momento que te veo sola.

—¿Era necesario?...— Preguntó refiriéndose que si era necesario estar sola para hablarle.

—Bueno, no creo que a tu prometido le agrade que esté tan cerca de ti.

Acorta la distancia, no aparta su mirada de los ojos de Rebeca, ella retrocede hasta topar con la pared. Con cuidado acerca su mano a la mejilla de ella, no sabe cómo reaccionará así que mejor ir despacio.

— ¿Y cree que a mi prometido le gustará si nos encuentra así?

—No tiene que saberlo, por eso esperaba verte sola.

Hay un deseo entre ellos, aunque para Rebeca podía hacer algo del momento y ya luego olvidarlo, pero para Dareck, parecía más que eso.

Rebeca toma su corbata y lo jala, sus labios se chocan con rudeza. Él da riendas sueltas a sus manos para tocar cada centímetro de su cuerpo, no era necesario decir palabras para saber qué han pensado en lo mismo. Entran en el baño y ponen seguro a la puerta, Dareck al asegurarse de que estaba bien cerrada la puerta se gira y Rebeca estaba sentada sobre el lavabo esperándolo con las piernas ligeramente abiertas. Se acomoda entre sus piernas y con cuidado mete sus manos por debajo del vestido, tomó las tiras de su calzón y lo bajó con lentitud, mientras sus mierdas estaban conectadas.

Sus ojos reflejaban el deseo por estar más cerca de lo que ya estaban, cuando la prenda ya había salido de sus piernas ella subió su vestido más arriba de sus muslos, seguido de esto abrió sus piernas lo suficiente cómo para que Dareck pudiera ver todo. Ella sigue con su vista fija en él y sonríe de forma pícara, él embobado por ella mete su mano entre sus piernas provocando que Rebeca tire su cabeza hacia atrás de placer por el roce.

Vuelve a besar los labios de Rebeca con tanta fascinación. ella se aferra a él cuando con rudeza le refriega sus dedos contra su clítoris. Su respiración es agitada y sus gemidos se apegan a sus oídos provocando que su miembro se endurezca aún más.

—No sabes las ganas que tengo de romper ese vestido cogerte tan duro que luego me pides por más…— Presiona con más fuerzas sus dedos y Rebeca delira del placer.

Sacó los dedos de ella, la tomó de la cadera y la bajó del lavabo. Con rapidez la dejó mirando al espejo y le subió el vestido hasta la espalda dejando a la vista su lindo trasero. Rebeca apoya sus manos en la encimera y mira a través del espejo cómo él se ha desabrochado los pantalones y ha sacado su miembro, le ha puesto condón y rápidamente se alinea en su vagina. Juega un poco con su entrada hasta entrar en ella con rudeza.

—Ahg.

Rebeca aferra sus manos al lavabo y agacha la cabeza sintiendo cómo su interior parecía romperse. Dareck al notar su postura la toma del cuello para que mire en el espejo cómo se la estaba cogiendo.

—Joder.

Entre las penetradas él golpea sus nalgas repetidas veces.

—Demonios, necesito llevarte a mi cama. ¿Te gustaría?

De los labios de Rebeca no salen palabras articuladas, su vista es borrosa y sus piernas tiemblan demasiado. No sabe por cuánto más podrá aguantar estar de pie. Dareck por su lado atrae a Rebeca teniendo su espalda contra su pecho, le gira de forma leve la cabeza para volver a besar esos labios que tanto ansiaba.

—Necesito…— Rebeca necesitaba apoyarse de nuevo o de verdad en cualquier segundo sus piernas iban a desfallecer.

Dareck parece que le ha comprendido y ha salido de ella, Rebeca vuelve a sentarse en el lavabo pero esta vez más al fondo, su espalda la deja apoyada en el espejo. Separa sus piernas y las flexiona contra su cuerpo, Dareck no tarda en volver a enterrar en ella, atacó sus labios y ansía morderlos. No se contiene en devorarlos, en el momento en que la vio había querido morder esos labios

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