Danna Santacruz y Mauro Carballares tienen mucho más en común que el estatus social que ambos comparten gracias a la fortuna de sus familias y sus negocios. Entre ellos existe un matrimonio de apariencias incluso frente a sus familias, uno al que ambos han accedido. Ese juego de apariencias, no se debe a un contrato, ni a un intercambio de favores, mucho menos es por dinero, o acuerdos entre familias o negocios. Sus motivos van un poco más allá de todo lo superficial que los rodea en su mundo, y eso los llevara a recorrer un camino donde muchas verdades saldrán a la luz incluyendo sentimientos que ambos desconocían.
Leer másMayo 15
El ruido de mis tacones vuelve a hacerse presente al entrar en contacto con el piso de mármol de este lujoso hotel donde una noche más jugamos a ser el matrimonio perfecto. Su brazo sujeta el mío para evitar que me caiga, o tal vez para pretender, no lo sé muy bien; lo único que tengo claro es la manera en la que todos nos miran a medida que atravesamos el pasillo que nos lleva al salón de eventos donde se lleva a cabo la ceremonia inaugural de este hotel, uno de los tantos de la familia Carballares, apellido que ahora yo utilizo a diario —¿Preparada? — Me pregunta mi esposo clavando sus ojos grises en los míos y yo simplemente asiento.
—Como siempre— Respondo con seguridad y uno de los hombres que está apostado en la puerta y el cual tiene la tarea de abrirle a cada invitado que llega, abre la puerta dejándonos pasar al mundo donde hace más de seis meses juego a ser feliz.
La música se confunde con el sonido de las conversaciones que mantienen los más de mil invitados que se han dado cita está noche, las luces violetas, azules y rosas, se confunden con la decoración del salón y los cristales que acentúan todo el espacio aportan un toque de elegancia de esos que solo el mejor decorador de Miami puede llegar a conseguir. —Señores Carballares, bienvenidos— Escuchamos decir una y otra vez mientras vamos caminando por el enorme salón y mi esposo como siempre, saluda a cada persona de la manera más amable posible; algo que lo caracteriza y diferencia en este mundo que a veces puede parecer una jungla.
—Deja de saludar a todos, tu padre te está esperando— Le comento al oído y su manera de respirar me deja saber que no le agrada en absoluto tener que sucumbir a los deseos de su padre, al menos no otra vez.
—Si te soy sincero, creía que esto se acabaría el día que tú y yo nos casamos— Se queja.
—Lo sé, es lo mismo que me pasa a mi, pero no te preocupes, al menos en esto estamos juntos, ahora sigamos— Propongo y nuestros pasos continúan hasta que llegamos frente a Francisco Carballares y su esposa Verónica —Señor Caballares, que gusto verlo nuevamente— Lo saludo y la sonrisa de mi suegro se hace evidente mientras que sus ojos grises observan la imagen de su hijo y yo.
—Nuera querida, te ves muy elegante, bienvenida— Me saluda y yo tan solo juego a sonreír.
—Muchísimas gracias, usted también se ve muy elegante, y usted señora Verónica, ni se diga— Les digo sabiendo muy bien como manejarme en este mundo de apariencias.
—Gracias querida— Me responde mi suegra.
—Mauro, ¿ya has leído el discurso que te ha preparado el equipo de relaciones publicas? — Cuestiona su padre y mi esposo tan solo asiente.
—Lo he leído, y aunque no es algo que yo diría, un trato es un trato, ¿no? — Responde y puedo notar la tensión que se ha formado aquí entre los dos.
—Tú lo has dicho— Rebate mi suegro y bajo el sonido de estás palabras, mi esposo me mira.
—¿Vamos por una copa de champagne mi vida? — Me propone y sé perfectamente que lo hace para que nos escapemos de aquí.
—Claro amor— Le contesto siguiendo nuestro teatro y sin más le damos una sonrisa de esas algo forzadas a sus padres y nos damos la media vuelta para marcharnos de aquí. Él y yo nos damos la vuelta para alejarnos de ellos y no hacemos más que llegar a un área solitaria del salón, y Mauro respira profundo —Mau, tranquilízate— Le pido y él cierra y abre sus ojos.
—Te juro que, si no fuera porque tengo un gran motivo para prestarme a todo este juego, no lo haría— Me repite y asiento.
—Lo sé, yo también tengo mis motivos para hacer esto, pero no te preocupes estoy contigo, ¿sí? — Le dejo saber y me sonríe.
Sus ojos grises se clavan en los míos color azules mientras que una de sus manos acaricia mi mejilla con delicadeza —¿Cómo te voy a pagar por esto? Es que el dinero no es una opción, tú también eres asquerosamente rica— Bromea haciéndome reír.
—Sabes que cuando sepamos la verdad, todo esto habrá merecido la pena— Comento y asiente.
—Tal vez terminemos con todo, o quizás terminen con nosotros— Murmura y decido llevar mi mano sobre su boca para callarlo por si alguien nos pueda estar escuchando.
—No hables de eso aquí— Advierto y su gesto de disculpas me deja saber que ha entendido todo.
—Lo siento, a veces lo olvido— Se disculpa y de pronto sus brazos me rodean por la cintura y me pegan a su cuerpo de una manera que no entiendo a que se debe.
—¿Qué hac…?— Intento preguntar, pero él me besa sin que entienda nada. Su beso es intenso y me deja saber que debo seguirle el juego cuando en medio de su beso él me da tres leves toques con su dedo índice a la altura de mi cintura; señal que utilizamos siempre que debemos besarnos para fingir.
Teniendo en claro que debo continuar con este beso, coloco mis manos sobre su nuca y acaricio levemente su cabello para hacer que todo esto parezca más real hasta que una falsa tos nos interrumpe por llamarlo así —Perdón, no quería ser inoportuna, pero el señor Fernández quiere hablar contigo Mauro— Escucho su voz y ahora entiendo porque mi esposo me ha besado… su exnovia, o amante, o amiga, o lo que sea, estaba cerca y ella tampoco puede saber que todo este matrimonio no es de verdad.
Mauro hace que nos separemos y yo sigo mi juego limpiando los restos de labial —Gracias Natalia— Le dice mi esposo y al girarme, veo a esta mujer de figura perfecta y cabello rubio como el sol con sus ojos cristalizados que intenta disimular que todo está bien, aunque en el fondo supongo que sigue locamente enamorada de este hombre y no la culpo, Mauro es todo lo que una mujer pudiera querer…
—Debo seguir encargándome de que todo marche como se debe, los dejo— Nos dice y rápidamente se da la media vuelta como si estuviera intentando huir.
—Nunca me has dicho que fueron… ¿novios? ¿amantes? ¿amiga con derecho? — Pregunto cuando veo que él se la queda mirando mientras se aleja.
—Prometida— Responde dejándome en total estado de sorpresa.
—¿Prometida? — Repito sin poder creérmelo.
—Como sabes, mi padre nunca lo hubiera aceptado, después de todo ella es una empleada más de la empresa—
—Es la gerente de relaciones publicas— Murmuro.
—Una empleada…— Insiste y me mira —En cambio tú, eres la hija de uno de los empresarios con los que él trabaja, por eso no dudo ni un solo segundo en aceptarte— Me explica y realmente no sé como reaccionar estás palabras.
—Mismos motivos por los que mi padre te acepto— Es lo único que puedo acotar y me mira.
—¿Ves? Por eso somos los únicos que nos podíamos unir para tal cosa— Comenta como dejándome saber los motivos por los cuales estamos juntos.
—Te prometo que cuando todo esto pase, yo misma hablare con ella para que puedas recuperarla— Digo en un intento por hacer que su animo cambie, pero él niega.
—Será muy tarde ya, yo no quiero que ella se quede esperándome— Murmura y mueve su cabeza de un lado a otro como queriendo sacudir sus pensamientos y me mira —Ahora mejor vayamos hay un accionista que quiere hablar con el nuevo presidente de la empresa— Me dice haciéndome sonreír a pesar de la situación.
—Te sienta muy bien ese titulo— Confieso tratando de que se anime un poco.
—Sin ti no me lo hubiera cedido, lo sabes perfectamente— Me responde y sonrió de manera cómplice para luego tomar su brazo y así caminar hacia donde está el señor Fernández y continuar con esta noche que debería ser una muy feliz para él, pero como cada movimiento que damos tiene un solo propósito, no podemos disfrutar de nada de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, sobre todo cuando en el camino vamos lastimando a personas que no quisiéramos que sufran.
[MAURO]Meses despuésMuchas cosas pasaron desde aquel día donde el “si acepto” fue algo legitimo entre los dos, pero sobretodo dicho con todo el amor que nació entre nosotros durante los tiempos más difíciles que hayamos podido vivir. Sin duda alguna el camino fue de los más difíciles que podamos haber recorrido, pero todo ha valido la pena cuando ahora escucho el llanto de nuestro pequeño Zain por primera vez.El miedo que llegué a sentir hace apenas unas horas cuando mi esposa rompió aguas en el lobby de nuestro hotel mientras que conversaba con uno de los empleados y tuve que salir a toda prisa al hospital ya parece estar muy lejos, ahora todo es felicidad mientras que me pierdo en cada pequeño gesto de nuestro primer hijo, y es que si, los dos queremos tener al menos uno más…—Es tan hermoso— Murmura mientras que la enfermera lo deja en
[MAURO]Al día siguiente: 23 de junioCuando me vi “falsamente” casado con Danna me sentí nervioso, pero lo que siento ahora va mucho más allá, es una mezcla de nervios, emoción, ansiedad y felicidad que no me cabe en el cuerpo. Todo lo que vivimos juntos se resume en este momento, en verme aquí parado al final del pasillo de esta intima capilla que elegimos para el instante más importante de nuestras vidas. Hemos pasado por tantas cosas, que me cuesta creer que por fin esta llegando la hora de ser felices, es como si todo esto siguiera siendo un sueño para mi…—¿Estas nervioso hijo?— Me pregunta mi madre mientras que una vez más me acomodo los gemelos de la camisa .—Muchísimo madre, no sabes cuantas veces Danna y yo vimos este momento como algo simplemente imposible— Le confieso y sonríe.—Nunca llegue a imaginar to
[MAURO]Portofino, Italia2 días después: 22 de junioAnoche hemos regresado finalmente a casa y a pesar de que la palabra “calma” es algo que aun estamos tratando de encontrar, estamos felices porque por fin vamos a poder continuar con nuestros planes que incluyen la boda y el hotel. Por otra parte, Martin también esta feliz de saber que Ainara ha sido rescatada en un operativo que estaba siendo llevado a cabo de manera simultanea en Miami y que pronto, por elección propia estará con él aquí. Si hay una cosa que realmente quiero es que mi hermano sea feliz y si esa chica lo hace feliz, yo soy feliz.—Amor— Escucho que me llama ella y al voltearme a verla la veo sentada en nuestra cama con un libro en la mano.—¿Sí?— Pregunto acercándome a ella.—¿Te gustan los nombres Venecia y Zain?— Indaga tomándome por sorpr
[DANNA]Al día siguiente: 20 de junioPor precaución me han dejado toda la noche en observación en el hospital para asegurarse de que nada malo le pasara al bebé, y es entendible, cuando llegue ayer al hospital estaba en un estado de shock que preocupo a todos los doctores, pero es que no les podía decir que por primera vez en mi vida le había pegado un tiro en la cabeza a un tipo que intentaba matar a mi futuro esposo y a toda mi familia. No sé como voy a hacer para superar ese hecho, por más que intento convencerme de que hice lo correcto, la imagen de él cayendo al suelo y luego el charco de sangre, simplemente no se sale de mi mente.—Mi amor ¿quieres que te traiga algo de la cafetería?— Me pregunta él mientras que acaricia mi mano y niego.—No, solo quiero que me den de alta e irme de aquí y que podamos recoger nuestras cosas para podernos ir
[MAURO]Tal y como me ha pedido Jordan, voy en busca de Danna hasta que la encuentro en un cobertizo que hay alejado de la casa —Mi amor…— Digo acercándome a ella quien esta sentada en el suelo abrazándose a sus piernas como una niña pequeña que esta asustada.—Lo mate… le dispare en la cabeza— La escucho decir entre murmullos y al pararme detrás de ella, me agacho, y la abrazo con cariño.—Mi amor, era él o nosotros… salvaste a la familia— La aliento y puedo notar como se mira las manos.—¿Qué le voy a decir a nuestro hijo? Yo no quería todo esto para nosotros— Continua y definitivamente todo lo ocurrió la ha dejado muy alterada.—Danna, no te pongas así, le hará mal al bebé, piensa en nuestro hijo, en que, si tú no hubieras hecho eso, ahora estaríamos todos muert
[MAURO]Cuando me obligaron a estar con Danna en esa farsa que nos llevo a vivir tantos peligros nunca imagine que llegaría el día en que agarraría un arma con tanta decisión como lo estoy haciendo en estos momentos. Anteriormente me había tocado defenderme y apuntarle a alguien, pero bajo medida extremas que me habían empujado por una de esas llamadas “misiones” que tuvimos que hacer, pero ahora todo es diferente. Estoy aquí en posición a un costado de una de las ventanas mientras que el cuerpo de la mujer que pretendía acabar con nosotros se desangra en el suelo, sosteniendo una pistola como todo un profesional y con la decisión de dispararle a cualquiera que pretenda acercarse a mi familia.—Están por pasar el primer anillo de seguridad— Me dice Jordan y asiento.—¿Esa es la señal para salir?— Pregunto como repasando el plan.&
Último capítulo