—Prefiero ganar mi propio dinero a gastar el tuyo y sentirme mal. —dijo ella, pasando por el lado del hombre y dejando a Alvaro solo, desordenado por el viento.
¡Ella sí que sabe cómo manejarse!
Pero, ¿cómo logró conseguir el contrato de Carlos? ¡Qué misterio!
...
Delicia y Carlos estaban sentados no muy lejos de Alvaro. Delicia, de espaldas a él, sentía la mirada penetrante de Alvaro sobre Carlos, como si quisiera devorarlo con los ojos.
¡Eso sí que era furia!
Pero Carlos parecía tan tranquilo como siempre.
Llegó el filete y con toda elegancia, Carlos cortó un trozo para Delicia, quien le sonrió agradecida: —Gracias.
—¿Habías venido antes a este lugar?
—Solía salir poco a comer.
Sabía de buenos lugares en Ciudad de México, pero rara vez salía, en parte porque Isabel siempre le ponía mala cara cuando salía de casa. Al fin y al cabo, ella no quería que su nuera se exhibiera en público.
Cuando tenía tiempo libre, prefería quedarse en Palacio Jazmines leyendo.
Ahora que lo piensa...
Viv