Capítulo 113
Diego mostraba una cara de descontento. Dejó los cubiertos que tenía en las manos y, su cara de niño, ahora reflejaba una seriedad total:

—¿Acaso has olvidado algo? ¡Ahora mismo me estás pidiendo un favor!

Él era un doctor joven con un conocimiento profundo en el campo de la oftalmología. Alvaro no podía creer que Diego, quien antes parecía tan inmaduro, hubiera alcanzado tales logros, por lo que pagó un alto precio para que regresara al país. En ese momento, estaba allí por Yolanda. Sin embargo, esa maldita mujer...

—Hoy tengo más que hacer, come tranquilo, ¡esta noche te invito a tomar algo!

—¡Sabes que no bebo!

La silueta de Alvaro se tensó. Diego, con un aire de disipación, mantenía una disciplina estricta en su vida personal, casi no había bebido desde que se convirtió en médico. Lo miró profundamente y finalmente dejó su chaqueta de traje, —¡Voy al baño!

—¡Te estoy hablando!

Alvaro se fue como si no hubiera escuchado. Habían sido buenos amigos durante la escuela, pero después
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